Uno de los
ideales más importantes para un caballero es la defensa de su honra, es decir
el respeto que los demás tienen hacia él.
La honra se
puede perder: con la calumnia (si una persona habla mal de él), si alguien le
da una bofetada o si alguien le insulta o seduce a una mujer de su familia. Se
puede recuperar lavando la ofensa con la sangre o cuando el ofensor se humilla
públicamente (y él mismo pierde su honra) o se casa con la mujer que ha
seducido.
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El problema de la honra es tratado también en el Prólogo de la Segunda Parte: Cervantes
afirma que la puede tener “el pobre, pero no el vicioso: la pobreza puede
anublar a la nobleza, pero no escurecerla del todo”.
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Siempre en la II Parte, en el capítulo XXIV el héroe remacha que la pobreza no puede disminuir la
honra y añade que se puede alcanzar, “si no más riquezas, a lo menos más honra”
con el ejercicio de las armas que con las letras.
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Este concepto aparece también en el capítulo VI (II Parte) en que don
Quijote afirma que “Dos caminos hay por donde pueden ir los hombres a llegar a
ser ricos y honrados: el uno es de las letras, otro, el de las armas. Yo tengo
más armas que letras[..]".
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Además en el capítulo
XXXVIII de la I Parte, “Que trata del curioso discurso que hizo don Quijote
de las armas y las letras” en la venta de Maritornes, él dice que las armas dan
más honra porque el soldado es siempre en peligro de vida y, aunque es mayor su
trabajo, “es mucho menor el premio”. Sin embargo ser eminente en las letras
"cuesta tiempo, vigilias, hambres, desnudez, vaguidos de cabeza,
indigestiones de estómago[..]", pero "ser buen soldado le cuesta todo
lo que al estudiante, en tanto mayor grado, que no tiene comparación".
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La importancia de la honra se ve en el capítulo XVII donde don Quijote declara que es "enemigo de que se quita la honra
a nadie"
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En el capítulo
XX de la I Parte, cuando Don Quijote y Sancho ven que los golpes temerosos
llegan de seis mazos de batán, la boca del aldeano se llena de risa. Su amo lo
advierte que “los que nos ha sucedido no sea cosa digna de contarse, que no son todas las personas tan discretas que
sepan poner en su punto las cosas .. “ porque él temía perder su
honra y que los otros pensasen que no tenía valor.