Tintoretto
(1519-1594)
Venecia,
Italia
Pintor manierista veneciano, fue uno de los artistas más destacados del
último tercio del siglo XVI. Su obra sirvió de inspiración para el desarrollo
del arte barroco. Jacopo Robusti, que ese era su verdadero nombre, tomó el
seudónimo de Il Tintoretto ('el pequeño tintorero') en alusión a la profesión
de su padre. Siendo aún niño estuvo durante cierto tiempo en el taller de Tiziano, pero el maestro le expulsó celoso de
sus posibilidades; el recelo entre estos dos grandes pintores perduró a lo
largo de toda su carrera profesional. A diferencia de Tiziano, Tintoretto vivió
y trabajó única y exclusivamente en Venecia. Toda su obra se destinó por entero
a las iglesias, hermandades y gobernantes de la ciudad y zonas limítrofes.
Durante su primera década como pintor (c. 1538-1548) fue creándose un estilo a
partir de diversas fuentes de inspiración, entre las que se encuentran las
obras de pintores manieristas florentinos como Miguel Ángel, y la
escultura en relieve de Jacopo Sansovino; de ellos aprenderá el dibujo y la
composición. Del pintor dálmata Andrea Schiavone aprendió a aplicar la pintura
de manera extraordinariamente ligera, libre y abocetada. Todos estos elementos
fueron combinados por Tintoretto de muy diversas formas y con sorprendente
efectividad en los cuadros que realizó durante la década de 1540. El comienzo
de su madurez artística vino marcado por el gran San Marcos (1548,
Academia, Venecia) que pintó para la Scuola di San Marco en Venecia, en el que
se combinan con gran precisión atrevidos escorzos, ilusiones espaciales y gran
luminosidad para dar la sensación de una acción totalmente espontánea.
En las décadas siguientes, el estilo de Tintoretto no sufrió cambios
esenciales, intensificándose siempre en la misma línea: en 1555 terminó San Jorge y el dragón,
una de sus obras más famosas. El elevado número de encargos que recibió
confirman su favorable y entusiasta acogida. No obstante, su asombrosa
facilidad como dibujante y pintor no fueron suficientes para poder hacer frente
a todo el trabajo, y así, recibió la ayuda de una larga nómina de aprendices y
pintores entre los que destacaban sus hijos Marietta y Domenico, cuyas
aportaciones son a menudo muy difíciles de distinguir de las propias de
Tintoretto. Ya en su madurez artística se inclinó de modo progresivo hacia los
fuertes contrastes de luz y sombra (con lo que el color como tal se convierte
en algo relativamente insignificante), excéntricas y profundas perspectivas y
escorzos muy forzados, componiendo ampulosos y llamativos grupos escenográficos
que realzaban el dramatismo de los acontecimientos representados. De entre su
producción artística destacan las obras de tema religioso como los tres lienzos
que, sobre los milagros de San Marcos, pintara para la Scuola di San Marco
(1562-1566), El lavatorio (Museo del Prado, Madrid), La última cena (1594) de la
Iglesia de San Giorgio Maggiore y las escenas bíblicas con las que decoró los
techos y muros de la Scuola di San Rocco entre 1564 y 1587. Esta última
constituye la mayor empresa pictórica de su carrera y una de las mejores obras
de la pintura renacentista. De similares características es el ciclo pictórico
realizado por Tintoretto y sus ayudantes en el Palacio Ducal de Venecia,
culminando en el gran Paraíso (1588-1590), aunque en este caso el grado
de inspiración es menor y la participación de sus ayudantes mucho más evidente.
La predilección de Tintoretto por las composiciones diagonales y en zigzag
dentro de profundos espacios, así como el carácter teatral de su iluminación y
el dinamismo y pasión de su estilo, tuvo su continuidad en el trabajo de
algunos pioneros del barroco, como por ejemplo el pintor flamenco Petrus Paulus
Rubens y la familia Carracci. Su influencia sobre la pintura veneciana fue aún
mayor, aunque menos provechosa. Las anotaciones taquigráficas que hizo sobre la
forma y la luz llegaron a convertirse, ya desde sus últimas obras, en
estereotipos. Para los jóvenes artistas venecianos fueron fórmulas inútiles,
vacías, pero, al parecer, ineludibles. Tras la muerte de Tintoretto en Venecia
el 31 de mayo de 1594, la pintura veneciana entró en rápida decadencia.