Don Quijote
desfigura la realidad cuando es posible
acomodarla al mundo fabuloso de los libros de caballerías. Pasada la aventura
don Quijote adapta la realidad a base de trasmutarla al plano de la fantasía (los molinos eran
de veras gigantes, pero los encantadores los han convertido
en molinos):
Cap. 20, episodio de los mazos de
batán
Cap. 3,
vela de las armas y el encuentro con los harrieros
Cap. 4,
encuentro con algunos
mercaderes hacia su aldea.