Asunto

 

 

 

FUENTES Y FINALIDADES DEL RELATO

 

El Coloquio de los perros:  la Novela Ejemplar más larga de Cervantes, presenta una conversación perruna entre Berganza, que da al lector unos datos autobiográficos, y Cipión, que le interrumpe para introducir sus comentarios filosóficos y críticos. El episodio central de la vida de Berganza es su encuentro con la bruja Cañizares, quien afirma reconocerle, aun bajo su forma canina como el hijo de otra bruja. Este episodio es uno de los acontecimientos que mejor ilustran la gran habilidad verbal de Cervantes para representar y criticar su sociedad.

No es un caso que Cervantes utilice dos perros como en la fábula esópica, sabiendo que la doctrina moral contenida bajo el disfraz de la ficción la rescata de ser un disparate. La de la fábula esópica no es la única matriz de la novela: muchas conexiones, en efecto, pueden hallarse con el Guzmán de Alfarache, el Asno de oro de Apuleyo y el Baldo. La materia novelesca, en efecto, se vincula con la picaresca: Berganza narra su vida, en primera persona, y en particular habla de las experiencias que vivió mientras servía a sus amos. El carácter fundamental de la picaresca cervantina es que la intención del autor es explícitamente crítica  y satírica.

Laura Bernardelli

 


 

EL DON DEL HABLA

 

La novela consiste en una larga conversación entre dos perros guardianes del hospital de la Resurrección en Valladolid que tienen el don de la palabra. Berganza le cuenta su vida a Cipión, a través de la cual se da una visión satírica de tipos y costumbres de la España de Felipe III. Siguiendo la tradición picaresca, Berganza habla de los diversos amos que ha tenido y de los diferentes ambientes en que se ha encontrado - matarifes, pastores, estudiantes y hasta locos desfilan en las páginas de la novela -. Pero el episodio central de la vida del perro es su encuentro, en la cordobesa villa de Montilla, con una gran hechicera, la Cañizares, discípula de la Camacha. Ésta afirma reconocerle, aun bajo su forma canina como el desaparecido hijo de una tercera bruja, la Montiela. En este momento de la narración se nos dice que el verdadero nombre de Berganza es Montiel y que los dos perros son, en realidad, seres humanos, metamorfoseados por arte de brujería. Queda explicado así el don de la palabra en Berganza y Cipión. Este extraordinario don de la palabra se manifiesta en todos los sentidos posibles, muy en particular en sus aplicaciones literarias, a lo largo de El Coloquio de los perros. Porque la palabra es el órgano de la creación literaria, y en ésta alberga la verdad poética, y su definición y contenidos son la obsesión de la vida artística de Cervantes.

 

Sara Calati

Pamela Bertoldi


 

EL DIALOGO COMO DESCRIPCION

 

 

El texto que analizamos es un diálogo entre dos perros, Berganza y Cipión; el primero cuenta algunos hechos de su vida, mientras que el segundo lo interrumpe de vez en cuando para hacer comentarios filosóficos y críticos.

A través del diálogo, Berganza habla de su encuentro con la bruja Cañizares.

 

Nicoletta Ronchi

 

 

 

 

LAS VOCES EN LA NOVELA

 

En Valladolid, fuera del hospital de la Resurrección, dos perros llamados Cipión y Berganza se cuentan sus aventuras. Empieza Berganza, y Cipión comenta su relato y su estilo.  Así mismo, lo invita con frecuencia a no divagar, pues no saben si el don del habla, que en ese momento tienen, les durará hasta el día siguiente.

El relato de Berganza nos ofrece un panorama bastante variopinto de acontecimientos y de caracteres, según cambia su vida al cambiar de amo.

 

Elisabetta Polcan


 

 

 

FORMA Y PERSONAJES DE LA NOVELA

 

 

El Coloquio de los perros, la última de las Novelas Ejemplares, fue escrita en Valladolid en 1604 o 1605. Muchas veces se piensa que El casamiento engañoso y El coloquio de los perros son dos novelas, pero en realidad es una sola. La novela tiene dos tiempos: el narrativo de El casamiento engañoso y el dialogado de El Coloquio; éste, además, es un diálogo leído. La conversación de los dos perros fue sorprendida por el alférez Campuzano, quien la escribió y entregó el manuscrito a un amigo, el licenciado Peralta.

En esta novela, el autor manifiesta su visión del mundo y del arte narrativo, de forma más explícita que en otros textos, a través de los comentarios de los dialogantes.

Los personajes principales son dos perros, Cipión y Berganza, y ellos pueden hablar sólo por una noche. A Berganza le toca dirigir el tema principal, que Cipión, con sus interrupciones y sobre todo con su silencio, apoya y sostiene.

Chiara Tentori

 

 

 

 

 

 

 

EL TEXTO DE LA NOVELA EJEMPLAR 

 

EL COLOQUIO DE LOS PERROS

 

Novela y coloquio

que passó entre Cipion y Bergança,
perros del hospital de la Resureccion,
que esta en la ciudad de Valladolid,
fuera de la Puerta del Campo, a quien
comunmente llaman los perros
de Mahudes.

Cip. Bergança amigo, dexemos esta noche

el hospital en guarda de la confiança, y retire-

monos a esta soledad, y entre estas esteras,

donde podremos gozar, sin ser sentidos, desta

no vista merced que el cielo en vn mismo

5

punto a los dos nos ha hecho.

 

Berg. Cipion hermano, oyote hablar, y se

 

que te hablo, y no puedo creerlo, por parecer-

 

me que el hablar nosotros passa de los termi-

 

nos de naturaleza.

10

Cip. Assi es la verdad, Bergança, y viene a

 

ser mayor este milagro, en que no solamente

 

hablamos, sino en que hablamos con discurso,

 

como si fueramos capazes de razon, estando

 

tan sin ella, que la diferencia que ay del ani-

15

mal bruto al hombre, es ser el hombre animal

 

racional, y el bruto irracional.

 

Berg. Todo lo que dizes, Cipion, entiendo, y

 

el dezirlo tu, y entenderlo yo, me causa nueua

 

 

 

 


                                               P.2

l54 NOVELAS EXEMPLARES

admiracion y nueua marauilla. Bien es verdad,

que, en el discurso de mi vida, diuersas y

muchas vezes he oydo dezir grandes prerroga-

tiuas nuestras, tanto que parece que algunos

han querido sentir que tenemos vn natural dis-

5

tinto, tan viuo y tan agudo en muchas cosas,

 

que da indicios y señales de faltar poco para

 

mostrar que tenemos vn no se que de enten-

 

dimiento, capaz de discurso.

 

Cip. Lo que yo he oydo alabar y encarecer

10

es nuestra mucha memoria, el agradecimiento

 

y gran fidelidad nuestra, tanto, que nos suelen

 

pintar por symbolo de la amistad; y assi auras

 

visto, si has mirado en ello, que en las sepul-

 

turas de alabastro, donde suelen estar las figu-

15

ras de los que alli estan enterrados, quando

 

son marido y muger, ponen entre los dos a

 

los pies vna figura de perro, en señal que se

 

guardaron en la vida amistad y fidelidad in-

 

uiolable.

20

Berg. Bien se que ha auido perros tan agra-

 

decidos, que se han arrojado con los cuerpos

 

difuntos de sus amos en la misma sepultura.

 

Otros han estado sobre las sepulturas donde

 

estauan enterrados sus señores, sin apartarse

25

dellas, sin comer, hasta que se les acabaua la

 

vida. Se tambien, que, despues del elefante, el

 

perro tiene el primer lugar, de parecer que tie-

 

ne entendimiento, luego el cauallo, y el vltimo

 

la ximia.

30

Cip. Ansi es, pero bien confessarás, que ni

 

 

 

 


                                               P.3

COLOQUIO DE LOS PERROS l55

has visto, ni oydo dezir jamas, que aya habla-

do ningun elefante, perro, cauallo, o mona. Por

donde me doy a entender que este nuestro

hablar tan de inprouiso, cae debaxo del nu-

mero de aquellas cosas que llaman portentos,

5

las quales, quando se muestran y parecen, tie-

 

ne aueriguado la experiencia, que alguna cala-

 

midad grande amenaza a las gentes.

 

Berg. Dessa manera, no hare yo mucho en

 

tener por señal portentosa lo que ohi dezir los

10

dias passados a vn estudiante, passando por

 

Alcala de Henares.

 

Cip. ¿Que le oyste dezir?

 

Berg. Que, de cinco mil estudiantes que cur-

 

sauan aquel año en la Vniuersidad, los dos mil

15

oian medicina.

 

Cip. Pues, ¿que vienes a inferir desso?

 

Berg. Infiero, o que estos dos mil medicos

 

han de tener enfermos que curar, que seria

 

harta plaga y mala ventura, o ellos se han de

20

morir de hambre. Pero sea lo que fuere, nos-

 

otros hablamos, sea portento, o no, que lo que

 

el cielo tiene ordenado que suceda, no ay dili-

 

gencia ni sabiduria humana que lo pueda pre-

 

uenir; y assi no ay para que ponernos a dispu-

25

tar nosotros, como, o por que hablamos: mejor

 

sera, que este buen dia, o buena noche, la me-

 

tamos en nuestra casa; y pues la tenemos tan

 

buena en estas esteras, y no sabemos quanto

 

 

 

 


                                               P.4

l56 NOVELAS EXEMPLARES

durará esta nuestra ventura, sepamos aproue-

charnos della, y hablemos toda esta noche, sin

dar lugar al sueño que nos impida este gusto,

de mi por largos tiempos desseado.

[Cip.] Y aun de mi, que desde que tuue

5

fuerças para roer vn hueso, tuue desseo de

 

hablar, para dezir cosas que depositaua en la

 

memoria, y alli, de antiguas y muchas, o se en-

 

mohezian, o se me oluidauan.

 

[Berg.] Empero aora, que tan sin pensarlo

10

me veo enriquezido deste diuino don de la

 

habla, pienso gozarle y aprouecharme del lo

 

mas que pudiere, dandome priessa a dezir todo

 

aquello que se me acordare, aunque sea atro-

 

pellada y confusamente, porque no se quando

15

me bolueran a pedir este bien, que por presta-

 

do tengo.

 

Cip. Sea esta la manera, Bergança amigo,

 

que esta noche me cuentes tu vida, y los tran-

 

zes por donde has venido al punto en que

20

aora te hallas; y si mañana en la noche es-

 

tuuieremos con habla, yo te contaré la mia,

 

porque mejor sera gastar el tiempo en contar

 

las propias, que en procurar saber las agenas

 

vidas.

25

Berg. Siempre, Cipion, te he tenido por dis-

 

creto y por amigo, y aora mas que nunca, pues

 

como amigo quieres dezirme tus sucessos y

 

saber los mios, y como discreto has repartido

 

 

 

 


                                               P.5

COLOQUIO DE LOS PERROS l57

el tiempo donde podamos manifestallos. Pero

aduierte primero si nos oye alguno.

Cip. Ninguno, a lo que creo, puesto que aqui

cerca esta vn soldado tomando sudores; pero

en esta sazon mas estara para dormir que para

5

ponerse a escuchar a nadie.

 

Berg. Pues si puedo hablar con esse seguro,

 

escucha, y si te cansare lo que te fuere dizien-

 

do, o me reprehende, o manda que calle.

 

Cip. Habla hasta que amanezca, o hasta que

10

seamos sentidos, que yo te escucharé de muy

 

buena gana, sin impedirte sino quando viere

 

ser necessario.

 

Berg. Pareceme que la primera vez que vi el

 

sol fue en Seuilla, y en su Matadero, que

15

esta fuera de la Puerta de la carne, por donde

 

imaginara, si no fuera por lo que despues te

 

dire, que mis padres deuieron de ser alanos de

 

aquellos que crian los ministros de aquella con-

 

fussion, a quien llaman giferos. El primero

20

que conoci por amo, fue vno llamado Nicolas

 

el romo, moço robusto, doblado y colerico,

 

como lo son todos aquellos que exercitan la

 

giferia. Este tal Nicolas me enseñaua a mi y a

 

otros cachorros, a que, en compañia de ala-

25

nos viejos, arremetiessemos a los toros y les

 

hiziessemos pressa de las orejas. Con mu-

 

cha facilidad sali vn aguila en esto.

 

Cip. No me marauillo, Bergança, que, como

 

 

 

 


                                               P.6

l58 NOVELAS EXEMPLARES

el hazer mal viene de natural cosecha, facil-

mente se aprende el hazerle.

Berg. ¿Que se diria, Cipion hermano, de lo

que vi en aquel Matadero, y de las cosas ex-

orbitantes que en el passan? Primero has de

5

presuponer que todos quantos en el trabajan,

 

desde el menor hasta el mayor, es gente ancha

 

de conciencia, desalmada, sin temer al rey ni

 

a su justicia; los mas amancebados; son aues

 

de rapiña carniceras. Mantienense ellos y sus

10

amigas de lo que hurtan. Todas las mañanas

 

que son dias de carne, antes que amanezca,

 

estan en el matadero gran cantidad de muger-

 

zillas y muchachos, todos con talegas, que,

 

viniendo vazias, bueluen llenas de pedaços de

15

carne, y las criadas con criadillas y lomos me-

 

dio enteros. No ay res alguna que se mate,

 

de quien no lleue esta gente diezmos y primi-

 

cias de lo mas sabroso y bien parado. Y como

 

en Seuilla no ay obligado de la carne, cada

20

vno puede traer la que quisiere, y la que pri-

 

mero se mata, o es la mejor, o la de mas baxa

 

postura; y con este concierto, ay siempre mu-

 

cha abundancia. Los dueños se encomiendan

 

a esta buena gente que he dicho, no para que

25

no les hurten, que esto es impossible, sino para

 

que se moderen en las tajadas y socaliñas que

 

hazen en las reses muertas, que las escamon-

 

dan y podan como si fuessen sauzes o parras.

 

Pero ninguna cosa me admiraua mas, ni me

30

parecia peor, que el ver que estos giferos, con

 

la misma facilidad matan a vn hombre, que a

 

 

 

 


                                               P.7

COLOQUIO DE LOS PERROS l59

vna vaca: por quitame alla essa paja, a dos

por tres meten vn cuchillo de cachas amarillas

por la barriga de vna persona, como si acoco-

tassen vn toro. Por marauilla se passa dia sin

pendencias y sin heridas, y, a vezes, sin muer-

5

tes; todos se pican de valientes, y aun tienen

 

sus puntas de rufianes; no ay ninguno que

 

no tenga su angel de guarda en la plaça de

 

S. Francisco, grangeado con lomos y len-

 

guas de vaca. Finalmente, ohi dezir a vn hom-

10

bre discreto, que tres cosas tenia el rey por

 

ganar en Seuilla: la calle de la Caça, la Costa-

 

nilla y el Matadero.

 

Cip. Si en contar las condiciones de los amos

 

que has tenido, y las faltas de sus oficios, te

15

has de estar, amigo Bergança, tanto como esta

 

vez, menester sera pedir al cielo nos conceda

 

la habla siquiera por vn año, y aun temo que,

 

al paso que lleuas, no llegarás a la mitad

 

de tu historia. Y quierote aduertir de vna cosa,

20

de la qual veras la experiencia quando te

 

cuente los sucessos de mi vida, y es que los

 

cuentos, vnos encierran y tienen la gracia

 

en ellos mismos, otros en el modo de contar-

 

los; quiero dezir, que algunos ay que, aunque

25

se cuenten sin preambulos y ornamentos de

 

palabras, dan contento: otros ay que es menes-

 

ter vestirlos de palabras, y con demostracio-

 

nes del rostro y de las manos, y con mudar

 

 

 

 


                                               P.8

l60 NOVELAS EXEMPLARES

la voz, se hazen algo de nonada, y de floxos

y desmayados, se bueluen agudos y gustosos,

y no se te oluide este aduertimiento, para apro-

uecharte del en lo que te queda por dezir.

Berg. Yo lo hare assi, si pudiere y si me da

5

lugar la grande tentacion que tengo de hablar,

 

aunque me parece que con grandissima dificul-

 

tad me podre yr a la mano.

 

Cip. Vete a la lengua, que en ella consisten

 

los mayores daños de la humana vida.

10

Berg. Digo, pues, que mi amo me enseñó a

 

lleuar vna espuerta en la boca, y a defenderla

 

de quien quitarmela quisiesse. Enseñome tam-

 

bien la casa de su amiga, y con esto se escusó

 

la venida de su criada al matadero, porque yo

15

le lleuaua las madrugadas lo que el auia hur-

 

tado las noches. Y vn dia, que entre dos luzes

 

yua yo diligente a lleuarle la porcion, ohi que

 

me llamauan por mi nombre desde vna venta-

 

na; alcé los ojos, y vi vna moça hermosa en

20

estremo; detuueme vn poco, y ella baxó a la

 

puerta de la calle y me tornó a llamar. Llegue-

 

me a ella, como si fuera a ver lo que me

 

queria, que no fue otra cosa que quitarme lo

 

que lleuaua en la cesta y ponerme en su lugar

25

vn chapin viejo. Entonces dixe entre mi: "La

 

carne se ha ydo a la carne." Dixome la moça, en

 

auiendome quitado la carne: "Andad, [G]aui-

 

lan, o como os llamays, y dezid a Nicolas el

 

romo, vuestro amo, que no se fie de animales,

30

y que del lobo vn pelo, y esse de la espuerta."

 

 

 

 


                                               P.9

COLOQUIO DE LOS PERROS l61

Bien pudiera yo boluer a quitar lo que me

quitó, pero no quise, por no poner mi boca

xifera y suzia en aquellas manos limpias y

blancas.

Cip. Hiziste muy bien, por ser prerrogatiua

5

de la hermosura que siempre se le tenga res-

 

pecto.

 

Berg. Assi lo hize yo, y assi me bolui a mi

 

amo, sin la porcion y con el chapin. Pareciole

 

que bolui presto; vio el chapin, imaginó la

10

burla, sacó vno de cachas, y tirome vna puña-

 

lada, que, a no desuiarme, nunca tu oyeras

 

aora este cuento, ni aun otros muchos que

 

pienso contarte. Puse pies en poluorosa, y, to-

 

mando el camino en las manos y en los pies,

15

por detras de San Bernardo, me fuy por aque-

 

llos campos de Dios, adonde la fortuna qui-

 

siesse lleuarme.

 

Aquella noche dormi al cielo abierto, y otro

 

dia me deparó la suerte vn hato o rebaño de

20

ouejas y carneros. Assi como le vi, crei que

 

auia hallado en el el centro de mi reposo,

 

pareciendome ser propio y natural oficio de

 

los perros guardar ganado, que es obra donde

 

se encierra vna virtud grande, como es ampa-

25

rar y defender de los poderosos y soberuios

 

los humildes y los que poco pueden. Apenas

 

me huuo visto vno de tres pastores que el

 

ganado guardauan, quando, diziendo: "To, to",

 

me llamó, y yo, que otra cosa no desseaua,

30

me llegué a el, baxando la cabeça y meneando

 

 

 

 


                                               P.10

l62 NOVELAS EXEMPLARES

la cola. Truxome la mano por el lomo, abriome

la boca, escupiome en ella, mirome las pres-

sas, conocio mi edad, y dixo a otros pasto-

res que yo tenia todas las señales de ser perro

de casta. Llegó a este instante el señor del ga-

5

nado, sobre vna yegua ruzia a la gineta, con

 

lança y adarga, que mas parecia atajador de la

 

costa, que señor de ganado. Preguntó al

 

pastor: "¿Que perro es este, que tiene señales

 

de ser bueno?" "Bien lo puede vuessa merced

10

creer", respondio el pastor, "que yo le he cote-

 

jado bien, y no ay señal en el que no muestre

 

y prometa que ha de ser vn gran perro. Agora

 

se llegó aqui, y no se cuyo sea, aunque se que

 

no es de los rebaños de la redonda." "Pues

15

assi es", respondio el señor, "ponle luego el co-

 

llar de Leonzillo, el perro que se murio, y denle

 

la racion que a los demas, y acariciale, por

 

que tome cariño al hato y se quede en el."

 

En diziendo esto, se fue, y el pastor me

20

puso luego al cuello vnas carlancas llenas de

 

puntas de azero, auiendome dado primero en

 

vn dornajo gran cantidad de sopas en leche.

 

Y assimismo me puso nombre, y me llamó Bar-

 

zino. Vime harto, y contento con el segundo

25

amo y con el nueuo oficio. Mostreme solicito y

 

diligente en la guarda del rebaño, sin apartarme

 

del sino las siestas, que me yua a passarlas,

 

 

 

 


                                               P.11

COLOQUIO DE LOS PERROS l63

o ya a la sombra de algun arbol, o de algun

ribazo o peña, o a la de alguna mata, a la

margen de algun arroyo, de los muchos que

por alli corrian. Y estas horas de mi sossiego

no las passaua ociosas, porque en ellas ocu-

5

paua la memoria en acordarme de muchas

 

cosas, especialmente en la vida que auia teni-

 

do en el Matadero, y en la que tenia mi amo,

 

y todos los como el, que estan sujetos a cum-

 

plir los gustos impertinentes de sus amigas.

10

¡O que de cosas te pudiera dezir aora, de las

 

que aprendi en la escuela de aquella xifera

 

dama de mi amo! Pero aurelas de callar, por-

 

que no me tengas por largo y por murmu-

 

rador.

15

Cip. Por auer oydo dezir que dixo vn gran

 

poeta de los antiguos, que era dificil cosa el no

 

escriuir satiras, consentire que murmures vn

 

poco de luz, y no de sangre; quiero dezir, que

 

señales y no hieras, ni des mate a ninguno en

20

cosa señalada, que no es buena la murmura-

 

cion, aunque haga reyr a muchos, si mata a

 

vno: y si puedes agradar sin ella, te tendre por

 

muy discreto.

 

Berg. Yo tomaré tu consejo, y esperaré con

25

gran desseo que llegue el tiempo en que me

 

cuentes tus sucessos; que, de quien tan bien

 

sabe conocer y enmendar los defetos que ten-

 

go en contar los mios, bien se puede esperar

 

que contará los suyos de manera que ense-

30

ñen y deleyten a vn mismo punto. Pero anu-

 

 

 

 


                                               P.12

l64 NOVELAS EXEMPLARES

dando el roto hilo de mi cuento, digo, que en

aquel silencio y soledad de mis siestas, entre

otras cosas, consideraua que no deuia de ser

verdad lo que auia oydo contar de la vida de

los pastores, a lo menos de aquellos que la dama

5

de mi amo leia en vnos libros, quando yo yua

 

a su casa, que todos tratauan de pastores y

 

pastoras, diziendo que se les passaua toda la

 

vida cantando, y tañendo con gaytas, çampo-

 

ñas, rabeles y chirumbelas, y con otros instru-

10

mentos extraordinarios. Deteniame a oyrla leer,

 

y leia cómo el pastor de Anfriso cantaua

 

estremada y diuinamente, alabando a la sim-

 

par Belisarda, sin auer en todos los montes

 

de Arcadia arbol en cuyo tronco no se huuiesse

15

sentado a cantar desde que salia el Sol en los

 

braços de la Aurora, hasta que se ponia en

 

los de Tetis, y aun, despues de auer tendido la

 

negra noche por la faz de la tierra sus negras y

 

escuras alas, el no cessaua de sus bien cantadas

20

y mejor lloradas quexas. No se le quedaua en-

 

tre renglones el pastor Elicio, mas enamorado

 

que atreuido, de quien dezia que, sin atender a

 

a sus amores, ni a su ganado, se entraua en los

 

cuydados agenos. Dezia tambien, que el gran

25

pastor de Filida, vnico pintor de vn retrato,

 

auia sido mas confiado, que dichoso. De los

 

desmayos de Sireno, y arrepentimiento de Dia-

 

na, dezia, que daua gracias a Dios y a la

 

 

 

 


                                               P.13

COLOQUIO DE LOS PERROS l65

sabia Felicia, que con su agua encantada des-

hizo aquella maquina de enredos y aclaró aquel

laberinto de dificultades. Acordauame de otros

muchos libros que deste jaez la auia oydo leer,

pero no eran dignos de traerlos a la memoria.

5

Cip. Aprouechandote vas, Bergança, de mi

 

auiso; murmura, pica, y passa, y sea tu inten-

 

cion limpia, aunque la lengua no lo parezca.

 

Berg. En estas materias nunca tropieza la

 

lengua, si no cae primero la intencion. Pero si

10

acaso por descuydo, o por malicia, murmurare,

 

respondere a quien me reprehendiere, lo que

 

respondio Mauleon, poeta tonto y academico

 

de burla de la academia de los Imitadores, a

 

vno, que le preguntó que que queria dezir

15

Deum de Deo, y respondio, que, dé donde diere.

 

Cip. Essa fue respuesta de vn simple; pero

 

tu, si eres discreto, o lo quieres ser, nunca has

 

de dezir cosa de que deuas dar disculpa; di

 

adelante.

20

Berg. Digo que todos los pensamientos que

 

he dicho, y muchos mas, me causaron ver los

 

diferentes tratos y exercicios, que mis pastores,

 

y todos los demas de aquella marina tenian,

 

de aquellos que auia oydo leer que tenian los

25

pastores de los libros; porque si los mios can-

 

tauan, no eran canciones acordadas y bien

 

compuestas, sino vn "Cata el lobo do va, Iuani-

 

ca", y otras cosas semejantes, y esto no al

 

son de chirumbelas, rabeles o gaytas, sino al

30

 

 

 


                                               P.14

l66 NOVELAS EXEMPLARES

que hazia el dar vn cayado con otro, o al de

algunas tejuelas puestas entre los dedos, y no

con vozes delicadas, sonoras, y admirables, sino

con vozes roncas, que solas, o juntas, parecia,

no que cantauan, sino que gritauan o gruñian.

5

Lo mas del dia se les passaua espulgandose, o

 

remendando sus abarcas, ni entre ellos se

 

nombrauan Amarilis, Filidas, Galateas, y

 

Dianas, ni auia Lisardos, Lausos, Iacintos, ni

 

Riselos; todos eran Antones, Domingos, Pa-

10

blos, o Llorentes, por donde vine a entender

 

lo que pienso que deuen de creer todos, que

 

todos aquellos libros son cosas soñadas y bien

 

escritas, para entretenimiento de los ociosos, y

 

no verdad alguna; que, a serlo, entre mis pas-

15

tores huuiera alguna reliquia de aquella felizis-

 

sima vida, y de aquellos amenos prados,

 

espaciosas seluas, sagrados montes, hermosos

 

jardines, arroyos claros y cristalinas fuentes, y

 

de aquellos tan honestos, quanto bien decla-

20

rados requiebros, y de aquel desmayarse aqui

 

el pastor, alli la pastora, aculla resonar la çam-

 

poña del vno, aca el caramillo del otro.

 

Cip. Basta, Bergança, buelue a tu senda, y

 

camina.

25

Berg. Agradezcotelo, Cipion amigo, porque

 

si no me auisaras, de manera se me yua ca-

 

lentando la boca, que no parara hasta pin-

 

tarte vn libro entero destos que me tenian en-

 

gañado; pero tiempo vendra en que lo diga

30

 

 

 


                                               P.15

COLOQUIO DE LOS PERROS l67

todo, con mejores razones y con mejor discurso

que aora.

Cip. Mirate a los pies, y desharas la rueda,

Bergança; quiero dezir, que mires que eres vn

animal que carece de razon; y si aora mues-

5

tras tener alguna, ya hemos aueriguado entre

 

los dos ser cosa sobrenatural y jamas vista.

 

Berg. Esso fuera ansi, si yo estuuiera en mi

 

primera ignorancia; mas aora que me ha veni-

 

do a la memoria lo que te auia de auer dicho

10

al principio de nuestra platica, no solo no me

 

marauillo de lo que hablo, pero espantome de

 

lo que dexo de hablar.

 

Cip. ¿Pues aora no puedes dezir lo que aora

 

se te acuerda?

15

Berg. Es vna cierta historia que me passó

 

con vna grande hechizera, discipula de la Ca-

 

macha de Montilla.

 

Cip. Digo que me la cuentes antes que pas-

 

ses mas adelante en el cuento de tu vida.

20

Berg. Esso no hare yo, por cierto, hasta su

 

tiempo; ten paciencia, y escucha por su orden

 

mis sucessos, que assi te daran mas gusto, si

 

ya no te fatiga querer saber los medios antes

 

de los principios.

25

Cip. Se breue, y cuenta lo que quisieres y

 

como quisieres.

 

Berg. Digo, pues, que yo me hallaua bien

 

con el oficio de guardar ganado, por parecerme

 

que comia el pan de mi sudor y trabajo, y que

30

la ociosidad, rayz y madre de todos los vicios,

 

no tenia que ver conmigo, a causa que si los

 

 

 

 


                                               P.16

l68 NOVELAS EXEMPLARES

dias holgaua, las noches no dormia, dandonos

assaltos a menudo, y tocandonos a arma los lo-

bos; y apenas me auian dicho los pastores "¡al

lobo, Barzino!", quando acudia primero que los

otros perros a la parte que me señalauan que

5

estaua el lobo; corria los valles, escudriñaua

 

los montes, desentrañaua las seluas, saltaua

 

barrancos, cruzaua caminos, y a la mañana

 

boluia al hato, sin auer hallado lobo, ni rastro

 

del, anhelando, cansado, hecho pedaços, y los

10

pies abiertos de los garranchos; y hallaua en

 

el hato, o ya vna oueja muerta, o vn carnero

 

degollado y medio comido del lobo. Desespe-

 

rauame de ver de quan poco seruia mi mucho

 

cuydado y diligencia.

15

Venia el señor del ganado, salian los pasto-

 

res a recebirle con las pieles de la res muerta,

 

culpaua a los pastores por negligentes, y man-

 

daua castigar a los perros por pereçosos; llo-

 

uian sobre nosotros palos, y sobre ellos repre-

20

hensiones, y assi, viendome vn dia castigado

 

sin culpa, y que mi cuydado, ligereza y braueza

 

no eran de prouecho para coger el lobo, deter-

 

miné de mudar estilo, no desuiandome a bus-

 

carle, como tenia de costumbre, lexos del reba-

25

ño, sino estarme junto a el, que pues el lobo alli

 

venia, alli seria mas cierta la pressa. Cada

 

semana nos tocauan a rebato, y en vna escu-

 

rissima noche tuue yo vista para ver los lobos,

 

de quien era impossible que el ganado se guar-

30

dasse. Agacheme detras de vna mata, passaron

 

 

 

 


                                               P.17

COLOQUIO DE LOS PERROS l69

los perros mis compañeros adelante, y desde

alli oteé, y vi que dos pastores assieron de

vn carnero de los mejores del aprisco, y le ma-

taron, de manera, que verdaderamente parecio,

a la mañana, que auia sido su verdugo el lobo.

5

Pasmeme, quedé suspenso quando vi que los

 

pastores eran los lobos, y que despedaçauan el

 

ganado los mismos que le auian de guardar.

 

Al punto hazian saber a su amo la pressa

 

del lobo, dauanle el pellejo y parte de la carne,

10

y comianse ellos lo mas y lo mejor. Boluia a

 

reñirles el señor, y boluia tambien el castigo

 

de los perros. No auia lobos, menguaua el re-

 

baño; quisiera yo descubrillo, hallauame mudo.

 

Todo lo qual me traia lleno de admiracion y de

15

congoja. "¡Valame Dios!", dezia entre mi,

 

"¿quien podra remediar esta maldad? ¿quien

 

sera poderoso a dar a entender que la defensa

 

ofende, que las centinelas duermen, que la

 

confiança roba, y el que os guarda os mata?"

20

Cip. Y dezias muy bien, Bergança, porque no

 

ay mayor, ni mas sotil ladron, que el domes-

 

tico, y assi mueren muchos mas de los confia-

 

dos, que de los recatados; pero el daño esta en

 

que es impossible que puedan passar bien las

25

gentes en el mundo, si no se fia y se confia.

 

Mas quedese aqui esto, que no quiero que pa-

 

rezcamos predicadores; passa adelante.

 

 

 

 


                                               P.18

l70 NOVELAS EXEMPLARES

Berg. Passo adelante, y digo, que determiné

dexar aquel oficio, aunque parecia tan bueno,

y escoger otro, donde por hazerle bien, ya que

no fuesse remunerado, no fuesse castigado.

Boluime a Seuilla, y entré a seruir a vn mer-

5

cader muy rico.

 

Cip. ¿Que modo tenias para entrar con amo?

 

porque, segun lo que se vsa, con gran dificul-

 

tad el dia de oy halla vn hombre de bien se-

 

ñor a quien seruir. Muy diferentes son los se-

10

ñores de la tierra del Señor del cielo. Aquellos,

 

para recebir vn criado, primero le espulgan el

 

linage, examinan la habilidad, le marcan la

 

apostura, y aun quieren saber los vestidos que

 

tiene. Pero para entrar a seruir a Dios, el mas

15

pobre es mas rico, el mas humilde de mejor

 

linage; y con solo que se disponga con lim-

 

pieça de coraçon a querer seruirle, luego le

 

manda poner en el libro de sus gages, seña-

 

landoselos tan auentajados, que de muchos y

20

de grandes, apenas pueden caber en su desseo.

 

Berg. Todo esso es predicar, Cipion amigo.

 

Cip. Assi me lo parece a mi, y assi callo.

 

Berg. A lo que me preguntaste del orden

 

que tenia para entrar con amo, digo, que ya tu

25

sabes que la humildad es la basa y fundamento

 

de todas virtudes, y que sin ella no ay alguna

 

que lo sea. Ella allana inconuenientes, vence

 

dificultades, y es vn medio que siempre a glo-

 

riosos fines nos conduze; de los enemigos haze

30

 

 

 


                                               P.19

COLOQUIO DE LOS PERROS l7l

amigos, templa la colera de los ayrados; y me-

noscaba la arrogancia de los soberuios, es

madre de la modestia, y hermana de la templan-

ça. En fin, con ella no pueden atrauesar triun-

fo que les sea de prouecho los vicios, porque

5

en su blandura y mansedumbre se embotan y

 

despuntan las flechas de los pecados; desta

 

pues me aprouechaua yo, quando queria en-

 

trar a seruir en alguna casa, auiendo primero

 

considerado y mirado muy bien ser casa que

10

pudiesse mantener, y donde pudiesse entrar

 

vn perro grande. Luego arrimauame a la puer-

 

ta, y quando, a mi parecer, entraua algun fo-

 

rastero, le ladraua, y quando venia el señor,

 

baxaua la cabeça, y mouiendo la cola me yua

15

a el, y con la lengua le limpiaua los çapatos; si

 

me echauan a palos, sufrialos, y con la misma

 

mansedumbre boluia a hazer halagos al que me

 

apaleaua, que ninguno segundaua, viendo mi

 

porfia y mi noble termino. Desta manera, a dos

20

porfias, me quedaua en casa; seruia bien, que-

 

rianme luego bien, y nadie me despidio, si no

 

era que yo me despidiesse, o, por mejor dezir,

 

me fuesse; y tal vez hallé amo, que este fuera

 

el dia que yo estuuiera en su casa, si la contra-

25

ria suerte no me huuiera persegido.

 

Cip. De la misma manera que has contado

 

entraua yo con los amos que tuue, y parece

 

que nos leymos los pensamientos.

 

Berg. Como en essas cosas nos hemos en-

30

contrado, si no me engaño, y yo te las dire a

 

 

 

 


                                               P.20

l72 NOVELAS EXEMPLARES

su tiempo, como tengo prometido, y aora escu-

cha lo que me sucedio despues que dexé el

ganado en poder de aquellos perdidos. Bolui-

me a Seuilla, como dixe, que es amparo de po-

bres y refugio de desechados, que en su gran-

5

deza no solo caben los pequeños, pero no se

 

echan de ver los grandes. Arrimeme a la puerta

 

de vna gran casa de vn mercader, hize mis

 

acostumbradas diligencias, y a pocos lances

 

me quedé en ella.

10

Recibieronme para tenerme atado detras de

 

la puerta de dia, y suelto de noche; seruia con

 

gran cuydado y diligencia, ladraua a los foras-

 

teros, y gruñia a los que no eran muy conoci-

 

dos; no dormia de noche, visitando los corrales,

15

subiendo a los terrados, hecho vniuersal centi-

 

nela de la mia y de las cosas agenas. Agradose

 

tanto mi amo de mi buen seruicio, que mandó

 

que me tratassen bien, y me diessen racion de

 

pan y los huessos que se leuantassen o arro-

20

jassen de su mesa, con las sobras de la cozina,

 

a lo que yo me mostraua agradecido, dando

 

infinitos saltos quando veia a mi amo, especial-

 

mente quando venia de fuera, que eran tantas

 

las muestras de regozijo que daua, y tantos los

25

saltos, que mi amo ordenó que me desatassen

 

y me dexassen andar suelto de dia y de noche.

 

Como me vi suelto, corri a el, rodeele todo, sin

 

osar llegarle con las manos, acordandome

 

de la fabula de Ysopo, quando aquel asno, tan

30

asno que quiso hazer a su señor las mismas ca-

 

 

 

 


                                               P.21

COLOQUIO DE LOS PERROS l73

ricias que le hazia vna perrilla regalada suya,

que le grangearon ser molido a palos. Parecio-

me que en esta fabula se nos dio a entender

que las gracias y donayres de algunos no estan

bien en otros. Apode el truhan, juegue de ma-

5

nos y boltee el istrion, rebuzne el picaro, imite

 

el canto de los paxaros y los diuersos gestos y

 

acciones de los animales y los hombres, el

 

hombre baxo que se huuiere dado a ello, y no

 

lo quiera hazer el hombre principal, a quien

10

ninguna habilidad destas le puede dar credito

 

ni nombre honroso.

 

Cip. Basta; adelante, Bergança, que ya estas

 

entendido.

 

Berg. ¡Ojala que, como tu me entiendes,

15

me entendiessen aquellos por quien lo digo, que

 

no se que tengo de buen natural, que me pesa

 

infinito quando veo que vn cauallero se haze

 

chocarrero, y se precia que sabe jugar los cu-

 

biletes y las agallas, y que no ay quien como

20

el sepa baylar la chacona! Vn cauallero conoz-

 

co yo, que se alabaua que a ruegos de vn sa-

 

cristan auia cortado de papel treynta y dos

 

florones, para poner en vn monumento sobre

 

paños negros, y destas cortaduras hizo tanto

25

caudal, que assi lleuaua a sus amigos a verlas,

 

como si los lleuara a ver las vanderas y des-

 

pojos de enemigos, que sobre la sepultura de

 

sus padres y abuelos estauan puestas.

 

Este mercader, pues, tenia dos hijos: el vno

30

de doze y el otro de hasta catorze años, los

 

 

 

 


                                               P.22

l74 NOVELAS EXEMPLARES

quales estudiauan gramatica en el estudio de la

Compañia de Iesvs; yuan con autoridad,

con ayo y con pages, que les lleuauan los li-

bros y aquel que llaman vademecum. El ver-

los yr con tanto aparato en sillas, si hazia sol,

5

en coche, si llouia, me hizo considerar y reparar

 

en la mucha llaneza con que su padre yua a la

 

lonja a negociar sus negocios, porque no

 

lleuaua otro criado que vn negro, y algunas

 

vezes se desmandaua a yr en vn machuelo, aun

10

no bien adereçado.

 

Cip. Has de saber, Bergança, que es costum-

 

bre y condicion de los mercaderes de Seuilla,

 

y aun de las otras ciudades, mostrar su autori-

 

dad y riqueza, no en sus personas, sino en las

15

de sus hijos; porque los mercaderes son mayo-

 

res en su sombra que en si mismos. Y como

 

ellos por marauilla atienden a otra cosa que

 

a sus tratos y contratos, tratanse modestamen-

 

te. Y como la ambicion y la riqueza muere

20

por manifestarse, rebienta por sus hijos, y assi

 

los tratan y autorizan, como si fuessen hijos

 

de algun Principe; y algunos ay que les procu-

 

ran titulos, y ponerles en el pecho la marca

 

que tanto distingue la gente principal de la

25

plebeya.

 

Berg. Ambicion es, pero ambicion generosa,

 

la de aquel que pretende mejorar su estado

 

sin perjuyzio de tercero.

 

Cip. Pocas o ninguna vez se cumple con la

30

ambicion, que no sea con daño de tercero.

 

 

 

 


                                               P.23

COLOQUIO DE LOS PERROS l75

Berg. Ya hemos dicho que no hemos de

murmurar.

Cip. Si, que yo no murmuro de nadie.

Berg. Aora acabo de confirmar por verdad

lo que muchas vezes he oydo dezir. Acaba vn

5

maldiziente murmurador de echar a perder

 

diez linages, y de caluniar veynte buenos; y si

 

alguno le reprehende por lo que ha dicho,

 

responde que el no ha dicho nada, y que si ha

 

dicho algo, no lo ha dicho por tanto, y que

10

si pensara que alguno se auia de agrauiar, no

 

lo dixera. A la fe, Cipion, mucho ha de saber, y

 

muy sobre los estriuos ha de andar, el que

 

quisiere sustentar dos horas de conuersacion

 

sin tocar los limites de la murmuracion; porque

15

yo veo en mi, que, con ser vn animal como

 

soy, a quatro razones que digo me acuden

 

palabras a la lengua, como mosquitos al vino,

 

y todas maliciosas y murmurantes. Por lo qual

 

bueluo a dezir lo que otra vez he dicho, que el

20

hazer y dezir mal lo heredamos de nuestros

 

primeros padres, y lo mamamos en la leche.

 

Veese claro, en que apenas ha sacado el niño

 

el braço de las faxas, quando leuanta la mano

 

con muestras de querer vengarse de quien,

25

a su parecer, le ofende; y casi la primera pala-

 

bra articulada que habla, es llamar puta a su

 

ama o a su madre.

 

Cip. Assi es verdad, y yo confiesso mi yerro,

 

y quiero que me le perdones, pues te he per-

30

donado tantos; echemos pelillos a la mar, como

 

dizen los muchachos, y no murmuremos de

 

 

 

 


                                               P.24

l76 NOVELAS EXEMPLARES

aqui adelante, y sigue tu cuento, que le dexas-

te en la autoridad con que los hijos del mer-

cader tu amo yuan al estudio de la Compañia

de Iesvs.

Berg. A el me encomiendo en todo aconte-

5

cimiento, y aunque el dexar de murmurar lo

 

tengo por dificultoso, pienso vsar de vn reme-

 

dio que ohi dezir que vsaua vn gran jurador,

 

el qual, arrepentido de su mala costumbre,

 

cada vez que despues de su arrepentimiento

10

juraua, se daua vn pellizco en el braço, o be-

 

saua la tierra, en pena de su culpa; pero con

 

todo esto, juraua. Assi yo, cada vez que fuere

 

contra el precepto que me has dado de que no

 

murmure, y contra la intencion que tengo de

15

no murmurar, me mordere el pico de la lengua,

 

de modo que me duela y me acuerde de mi

 

culpa, para no boluer a ella.

 

Cip. Tal es esse remedio, que, si vsas del, es-

 

pero que te has de morder tantas vezes, que has

20

de quedar sin lengua, y assi quedarás impossi-

 

bilitado de murmurar.

 

Berg. A lo menos yo hare de mi parte mis

 

diligencias, y supla las faltas el cielo. Y assi

 

digo, que los hijos de mi amo se dexaron vn

25

dia vn cartapacio en el patio, donde yo a la

 

sazon estaua; y como estaua enseñado a lle-

 

uar la esportilla del gifero mi amo, assi

 

del vademecum y fuyme tras ellos, con inten-

 

cion de no soltalle hasta el estudio; sucediome

30

 

 

 


                                               P.25

COLOQUIO DE LOS PERROS l77

todo como lo desseaua, que mis amos que me

vieron venir con el vademecum en la boca,

assido sotilmente de las cintas, mandaron a

vn page me le quitasse, mas yo no lo con-

senti, ni le solte hasta que entré en el aula con

5

el, cosa que causó risa a todos los estudian-

 

tes. Llegueme al mayor de mis amos, y, a mi

 

parecer, con mucha criança, se le puse en las

 

manos, y quedeme sentado en cuclillas a la

 

puerta del aula, mirando de hito en hito al

10

maestro que en la cathedra leia.

 

No se que tiene la virtud, que con alcançar-

 

seme a mi tan poco o nada della, luego reci-

 

bi gusto de ver el amor, el termino, la solici-

 

tud y la industria con que aquellos benditos

15

padres y maestros enseñauan a aquellos niños,

 

endereçando las tiernas varas de su juuentud,

 

porque no torciessen ni tomassen mal siniestro

 

en el camino de la virtud, que juntamente con

 

las letras les mostrauan. Consideraua como los

20

reñian con suauidad, los castigauan con mise-

 

ricordia, los animauan con exemplos, los inci-

 

tauan con premios y los sobrelleuauan con

 

cordura; y, finalmente, como les pintauan la

 

fealdad y horror de los vicios, y les dibuxauan

25

la hermosura de las virtudes, para que, abo-

 

rrecidos ellos y amadas ellas, consiguiessen el

 

fin para que fueron criados.

 

Cip. Muy bien dizes, Bergança, porque yo

 

 

 

 


                                               P.26

l78 NOVELAS EXEMPLARES

he oydo dezir dessa bendita gente, que para

republicos del mundo no los ay tan prudentes

en todo el, y para guiadores y adalides del

camino del cielo, pocos les llegan. Son espejos

donde se mira la honestidad, la catholica

5

dotrina, la singular prudencia y, finalmente, la

 

humildad profunda, basa sobre quien se leuan-

 

ta todo el edificio de la bienauenturança.

 

Berg. Todo es assi como lo dizes, y siguiendo

 

mi historia, digo que mis amos gustaron de

10

que les lleuasse siempre el vademecum, lo que

 

hize de muy buena voluntad, con lo qual tenia

 

vna vida de rey, y aun mejor, porque era

 

descansada, a causa que los estudiantes dieron

 

en burlarse conmigo, y domestiqueme con

15

ellos de tal manera, que me metian la mano

 

en la boca, y los mas chiquillos subian sobre

 

mi. Arrojauan los bonetes o sombreros, y yo

 

se los boluia a la mano limpiamente, y con

 

muestras de grande regozijo. Dieron en darme

20

de comer quanto ellos podian, y gustauan

 

de ver que, quando me dauan nuezes, o aue-

 

llanas, las partia como mona, dexando las cas-

 

caras y comiendo lo tierno. Tal huuo que, por

 

hazer prueua de mi habilidad, me truxo en vn

25

pañuelo gran cantidad de ensalada, la qual

 

comi como si fuera persona. Era tiempo de in-

 

uierno, quando campean en Seuilla los molle-

 

tes y mantequillas, de quien era tan bien

 

 

 

 


                                               P.27

COLOQUIO DE LOS PERROS l79

seruido, que mas de dos Antonios se em-

peñaron o vendieron, para que yo almorçasse.

Finalmente, yo passaua vna vida de estu-

diante sin hambre y sin sarna, que es lo mas

que se puede encarecer para dezir que era bue-

5

na; porque si la sarna y la hambre no fuessen

 

tan vnas con los estudiantes, en las vidas no

 

auria otra de mas gusto y passatiempo, porque

 

corren parejas en ella la virtud y el gusto, y se

 

passa la mocedad aprendiendo y holgandose.

10

Desta gloria y desta quietud me vino a quitar

 

vna señora, que, a mi parecer, llaman por ahi

 

razon de estado, que, quando con ella se cum-

 

ple, se ha de descumplir con otras razones mu-

 

chas. Es el caso, que [a] aquellos señores maes-

15

tros les parecio que, la media hora que ay de

 

licion a licion, la ocupauan los estudiantes,

 

no en repassar las liciones, sino en holgarse

 

conmigo, y assi ordenaron a mis amos que no

 

me lleuassen mas al estudio; obedecieron, bol-

20

uieronme a casa y a la antigua guarda de la

 

puerta, y sin acordarse señor el viejo de la mer-

 

ced que me auia hecho, de que de dia y de

 

noche anduuiesse suelto, bolui a entregar el

 

cuello a la cadena, y el cuerpo a vna esterilla

25

que detras de la puerta me pusieron.

 

¡Ay, amigo Cipion, si supiesses quan dura

 

cosa es de sufrir el passar de vn estado felize

 

a vn desdichado! Mira: quando las miserias y

 

desdichas tienen larga la corriente, y son con-

30

tinuas, o se acaban presto con la muerte, o la

 

continuacion dellas haze vn habito y costumbre

 

 

 

 


                                               P.28

l80 NOVELAS EXEMPLARES

en padezellas, que suele, en su mayor rigor,

seruir de aliuio; mas quando de la suerte des-

dichada y calamitosa, sin pensarlo y de impro-

uiso se sale a gozar de otra suerte prospera,

venturosa y alegre, y de alli a poco se buelue

5

a padecer la suerte primera y a los primeros

 

trabajos y desdichas, es vn dolor tan riguroso,

 

que, si no acaba la vida, es por atormentarla

 

mas viuiendo.

 

Digo, en fin, que bolui a mi racion perruna,

10

y a los huesos que vna negra de casa me

 

arrojaua; y aun estos me dezmauan dos gatos

 

romanos, que, como sueltos y ligeros, erales

 

facil quitarme lo que no caia debaxo del distrito

 

que alcançaua mi cadena. Cipion hermano, assi

15

el cielo te conceda el bien que desseas, que,

 

sin que te enfades, me dexes aora filosofar vn

 

poco, porque si dexasse de dezir las cosas que

 

en este instante me han venido a la memoria,

 

de aquellas que entonces me ocurrieron, me

20

parece que no seria mi historia cabal, ni de

 

fruto alguno.

 

Cip. Aduierte, Bergança, no sea tentacion

 

del demonio essa gana de filosofar que dizes

 

te ha venido; porque no tiene la murmuracion

25

mejor velo para paliar y encubrir su maldad di-

 

soluta, que darse a entender el murmurador

 

que todo quanto dize son sentencias de filoso-

 

fos, y que el dezir mal es reprehension, y el

 

 

 

 


                                               P.29

COLOQUIO DE LOS PERROS l8l

descubrir los defetos agenos buen zelo. Y no

ay vida de ningun murmurante, que si la con-

sideras y escudriñas, no la halles llena de vi-

cios y de insolencias, y debaxo de saber esto,

filosofea aora quanto quisieres.

5

Berg. Seguro puedes estar, Cipion, de que

 

mas murmure, porque assi lo tengo prosupues-

 

to. Es pues el caso, que como me estaua todo el

 

dia ocioso, y la ociosidad sea madre de los pen-

 

samientos, di en repassar por la memoria algu-

10

nos latines que me quedaron en ella, de muchos

 

que ohi quando fuy con mis amos al estudio,

 

con que a mi parecer me hallé algo mas mejo-

 

rado de entendimiento, y determiné, como si

 

hablar supiera, aprouecharme dellos en las oca-

15

siones que se me ofreciessen; pero en manera

 

diferente de la que se suelen aprouechar algu-

 

nos ignorantes. Ay algunos romancistas que

 

en las conuersaciones disparan de quando en

 

quando con algun latin breue y compendioso,

20

dando a entender a los que no lo entienden

 

que son grandes latinos, y apenas saben de-

 

clinar vn nombre, ni conjugar vn verbo.

 

Cip. Por menor daño tengo esse, que el que

 

hazen los que verdaderamente saben latin, de

25

los quales ay algunos tan imprudentes, que

 

hablando con vn çapatero, o con vn sastre,

 

arrojan latines como agua.

 

Berg. Desso podremos inferir que tanto

 

peca el que dize latines delante de quien los

30

ignora, como el que los dize ignorandolos.

 

 

 

 


                                               P.30

182 NOVELAS EXEMPLARES

Cip. Pues otra cosa puedes aduertir, y es que

ay algunos que no les escusa el ser latinos de

ser asnos.

Berg. Pues, ¿quien lo duda? La razon esta

clara, pues quando en tiempo de los roma-

5

nos hablauan todos latin, como lengua ma-

 

terna suya, algun majadero auria entre ellos,

 

a quien no escusaria el hablar latin dexar de

 

ser necio.

 

Cip. Para saber callar en romance y hablar

10

en latin, discrecion es menester, hermano Ber-

 

gança.

 

Berg. Assi es, porque tambien se puede

 

dezir vna necedad en latin, como en romance, y

 

yo he visto letrados tontos, y gramaticos pesa-

15

dos, y romancistas vareteados con sus listas de

 

latin, que con mucha facilidad pueden enfadar

 

al mundo, no vna, sino muchas vezes.

 

Cip. Dexemos esto, y comiença a dezir tus

 

filosofias.

20

Berg. Ya las he dicho: estas son que acabo

 

de dezir.

 

Cip. ¿Quales?

 

Berg. Estas de los latines y romances, que

 

yo comence y tu acabaste.

25

Cip. ¿Al murmurar llamas filosofar? ¡Assi

 

va ello! ¡Canoniça, canoniça, Bergança, a la

 

maldita plaga de la murmuracion, y dale el

 

nombre que quisieres, que ella dara a nosotros

 

el de cinicos, que quiere dezir perros murmu-

30

 

 

 


                                               P.31

COLOQUIO DE LOS PERROS 183

radores!; y por tu vida que calles ya, y sigas tu

historia.

Berg. ¿Como la tengo de seguir, si callo?

Cip. Quiero dezir que la sigas de golpe, sin

que la hagas que parezca pulpo, segun la vas

5

añadiendo colas.

 

Berg. Habla con propiedad, que no se lla-

 

man colas las del pulpo.

 

Cip. Esse es el error que tuuo el que dixo

 

que no era torpedad ni vicio nombrar las cosas

10

por sus propios nombres, como si no fuesse me-

 

jor, ya que sea forçoso nombrarlas, dezirlas por

 

circunloquios y rodeos, que templen la asquero-

 

sidad que causa el oyrlas por sus mismos nom-

 

bres. Las honestas palabras dan indicio de la

15

honestidad del que las pronuncia o las escriue.

 

Berg. Quiero creerte, y digo que no conten-

 

ta mi fortuna de auerme quitado de mis estu-

 

dios, y de la vida que en ellos passaua, tan re-

 

gozijada y compuesta, y auerme puesto atray-

20

llado tras de vna puerta, y de auer trocado la

 

liberalidad de los estudiantes en la mezquini-

 

dad de la negra, ordenó de sobresaltarme en

 

lo que ya por quietud y descanso tenia. Mira,

 

Cipion, ten por cierto y aueriguado, como yo

25

lo tengo, que al desdichado las desdichas le

 

buscan y le hallan, aunque se esconda en los

 

vltimos rincones de la tierra; digolo, porque la

 

negra de casa estaua enamorada de vn negro,

 

assimismo esclauo de casa, el qual negro dor-

30

mia en el çaguan, que es entre la puerta de la

 

calle y la de en medio, detras de la qual yo es-

 

 

 

 


                                               P.32

l84 NOVELAS EXEMPLARES

taua, y no se podian juntar sino de noche, y

para esto auian hurtado o contrahecho las lla-

ues, y assi las mas de las noches baxaua la ne-

gra, y tapandome la boca con algun pedaço de

carne o queso, abria al negro, con quien se

5

daua buen tiempo, facilitandolo mi silencio, y

 

a costa de muchas cosas que la negra hurtaua.

 

Algunos dias me estragaron la conciencia las

 

dadiuas de la negra, pareciendome que sin

 

ellas se me apretarian las hijadas, y daria de

10

mastin en galgo. Pero, en efeto, lleuado de mi

 

buen natural, quise responder a lo que a mi

 

amo deuia, pues tiraua sus gages y comia su

 

pan, como lo deuen hazer, no solo los perros

 

honrados, a quien se les da renombre de agra-

15

decidos, sino todos aquellos que siruen.

 

Cip. Esto si, Bergança, quiero que passe por

 

filosofia, porque son razones que consisten en

 

buena verdad y en buen entendimiento, y ade-

 

lante, y no hagas soga, por no dezir cola, de tu

20

historia.

 

Berg. Primero te quiero rogar me digas, si

 

es que lo sabes, que quiere dezir filosofia, que

 

aunque yo la nombro, no se lo que es; solo me

 

doy a entender que es cosa buena.

25

Cip. Con breuedad te la diré. Este nombre

 

se compone de dos nombres griegos, que son,

 

filos y sofia: filos quiere dezir amor, y sofia

 

la ciencia: assi que filosofia significa amor de la

 

ciencia, y filosofo, amador de la ciencia.

30

Berg. Mucho sabes, Cipion; ¿quien diablos

 

te enseñó a ti nombres griegos?

 

 

 

 


                                               P.33

COLOQUIO DE LOS PERROS l85

Cip. Verdaderamente, Bergança, que eres

simple, pues desto hazes caso, porque estas

son cosas que las saben los niños de la escue-

la, y tambien ay quien presuma saber la len-

gua griega, sin saberla, como la latina, igno-

5

randola.

 

Berg. Esso es lo que yo digo, y quisiera que

 

a estos tales los pusieran en vna prensa, y a

 

fuerça de bueltas les sacaran el jugo de lo

 

que saben, porque no anduuiessen engañando

10

el mundo, con el oropel de sus greguescos ro-

 

tos y sus latines falsos, como hazen los portu-

 

guesses con los negros de Guinea.

 

Cip. Aora si, Bergança, que te puedes

 

morder la lengua, y tarazarmela yo, porque

15

todo quanto dezimos es murmurar.

 

Berg. Si que no estoy obligado a hazer lo

 

que he oydo dezir que hizo vno llamado Co-

 

rondas Tyrio, el qual puso ley que ninguno

 

entrasse en el ayuntamiento de su ciudad con

20

armas, so pena de la vida. Descuydose desto,

 

y otro dia entró en el Cabildo ceñida la espada;

 

aduirtieronselo, y acordandose de la pena por

 

el puesta, al momento desembaynó su espada,

 

y se passó con ella el pecho, y fue el primero

25

que puso y quebrantó la ley, y pagó la pena. Lo

 

que yo dixe no fue poner ley, sino prometer

 

que me morderia la lengua quando murmuras-

 

se; pero aora no van las cosas por el tenor y

 

rigor de las antiguas; oy se haze vna ley, y ma-

30

 

 

 


                                               P.34

l86 NOVELAS EXEMPLARES

ñana se rompe, y quiza conuiene que assi sea.

Aora promete vno de enmendarse de sus vi-

cios, y de alli a vn momento cae en otros ma-

yores. Vna cosa es alabar la disciplina, y otra

el darse con ella, y, en efeto, del dicho al hecho

5

ay gran trecho. ¡Muerdase el diablo, que yo no

 

quiero morderme, ni hazer finezas detras de

 

vna estera, donde de nadie soy visto que pueda

 

alabar mi honrosa determinacion!

 

Cip. Segun esso, Bergança, si tu fueras per-

10

sona, fueras hypocrita, y todas las obras que

 

hizieras, fueran aparentes, fingidas, y falsas, cu-

 

biertas con la capa de la virtud, solo porque te

 

alabaran, como todos los hypocritas hazen.

 

Berg. No se lo que entonces hiziera; esto se

15

que quiero hazer aora, que es no morderme,

 

quedandome tantas cosas por dezir, que no se

 

como ni quando podre acabarlas, y mas estan-

 

do temeroso que al salir del sol nos hemos de

 

quedar a escuras, faltandonos la habla.

20

Cip. Mejor lo hara el cielo; sigue tu historia,

 

y no te desuies del camino carretero con im-

 

pertinentes digresiones, y assi, por larga que

 

sea, la acabarás presto.

 

Berg. Digo, pues, que auiendo visto la inso-

25

lencia, ladronicio y deshonestidad de los ne-

 

gros, determiné como buen criado estoruarlo,

 

por los mejores medios que pudiesse, y pude

 

tan bien, que sali con mi intento. Baxaua la

 

negra, como has oydo, a refocilarse con el ne-

30

gro, fiada en que me enmudecian los pedaços

 

 

 

 


                                               P.35

COLOQUIO DE LOS PERROS l87

de carne, pan, o queso, que me arrojaua...

¡Mucho pueden las dadiuas, Cipion!

Cip. Mucho; no te diuiertas, passa adelante.

Berg. Acuerdome, que quando estudiaua,

ohi dezir al precetor vn refran latino, que ellos

5

llaman adagio, que dezia: Habet bobem in

 

lingua.

 

Cip. ¡O que en hora mala ayays encaxado

 

vuestro latin!; ¿tan presto se te ha oluidado lo

 

que poco ha diximos contra los que entremeten

10

latines en las conuersaciones de romance?

 

Berg. Este latin viene aqui de molde, que

 

has de saber, que los athenienses vsauan, en-

 

tre otras, de vna moneda sellada con la figura

 

de vn buey; y quando algun juez dexaua de

15

dezir, o hazer, lo que era razon y justicia, por

 

estar cohechado, dezian: "Este tiene el buey en

 

la lengua."

 

Cip. La aplicacion falta.

 

Berg. ¿No esta bien clara, si las dadiuas de

20

la negra me tuuieron muchos dias mudo, que

 

ni queria, ni osaua ladrarla, quando baxaua a

 

verse con su negro enamorado?; por lo que

 

bueluo a dezir que pueden mucho las dadiuas.

 

Cip. Ya te he respondido que pueden mu-

25

cho, y si no fuera por no hazer aora vna larga

 

digression, con mil exemplos prouara lo mu-

 

cho que las dadiuas pueden, mas quizá lo dire,

 

si el cielo me concede tiempo, lugar, y habla

 

para contarte mi vida.

30

Berg. Dios te de lo que desseas, y escucha.

 

Finalmente, mi buena intencion rompio por las

 

 

 

 


                                               P.36

188 NOVELAS EXEMPLARES

malas dadiuas de la negra, a la qual, baxan-

do vna noche muy escura a su acostumbrado

passatiempo, arremeti sin ladrar, porque no se

alborotassen los de casa, y en vn instante le

hize pedaços toda la camisa, y le arranqué vn

5

pedaço de muslo, burla que fue bastante a te-

 

nerla de veras mas de ocho dias en la cama,

 

fingiendo para con sus amos no se que enfer-

 

medad. Sanó, boluio otra noche, y yo bolui a

 

la pelea con mi perra, y, sin morderla, la arañé

10

todo el cuerpo, como si la huuiera cardado

 

como manta. Nuestras batallas eran a la sorda,

 

de las quales salia siempre vencedor, y la negra

 

malparada, y peor contenta. Pero sus enojos

 

se parecian bien en mi pelo y en mi salud,

15

alçoseme con la racion y los huessos, y los

 

mios poco a poco yuan señalando los nudos

 

del espinazo.

 

Con todo esto, aunque me quitaron el comer,

 

no me pudieron quitar el ladrar. Pero la negra,

20

por acabarme de vna vez, me truxo vna espon-

 

ja frita con manteca; conoci la maldad, vi que

 

era peor que comer çarazas, porque a quien la

 

come se le hincha el estomago, y no sale del sin

 

lleuarse tras si la vida. Y pareciendome ser im-

25

possible guardarme de las assechanças de tan

 

indignados enemigos, acorde de poner tierra

 

en medio, quitandomeles delante de los ojos.

 

Halleme vn dia suelto, y sin dezir a Dios a nin-

 

guno de casa, me puse en la calle, y a menos

30

 

 

 


                                               P.37

COLOQUIO DE LOS PERROS l89

de cien pasos me deparó la suerte al algua-

zil que dixe al principio de mi historia, que era

grande amigo de mi amo Nicolas el romo, el

qual, apenas me huuo visto, quando me cono-

cio, y me llamó por mi nombre; tambien le co-

5

noci yo, y al llamarme me llegué a el con mis

 

acostumbradas ceremonias y caricias; assio-

 

me del cuello, y dixo a dos corchetes suyos:

 

"Este es famoso perro de ayuda, que fue de

 

vn grande amigo mio; lleuemosle a casa." Hol-

10

garonse los corchetes, y dixeron que si era de

 

ayuda, a todos seria de prouecho. Quisieron

 

assirme para lleuarme, y mi amo dixo que

 

no era menester assirme, que yo me yria,

 

porque le conocia. Haseme oluidado dezirte que

15

las carlancas con puntas de azero que saqué

 

quando me desgarré y ausenté del ganado, me

 

las quito vn gitano en vna venta, y ya en Seui-

 

lla andaua sin ellas; pero el alguazil me puso

 

vn collar tachonado todo de laton morisco. Con-

20

sidera, Cipion, aora esta rueda variable de

 

la fortuna mia: ayer me vi estudiante, y oy me

 

vees corchete.

 

Cip. Assi va el mundo, y no ay para que te

 

pongas aora a esagerar los bayuenes de for-

25

tuna, como si huuiera mucha diferencia de ser

 

moço de vn gifero, a serlo de vn corchete. No

 

 

 

 


                                               P.38

l90 NOVELAS EXEMPLARES

puedo sufrir, ni lleuar en paciencia, oyr las que-

xas que dan de la fortuna algunos hombres,

que la mayor que tuuieron fue tener premissas

y esperanças de llegar a ser escuderos; ¡con

que maldiciones la maldizen, con quantos im-

5

properios la deshonran, y no por mas de que

 

porque piense el que los oye, que de alta, pros-

 

pera, y buena ventura han venido a la desdi-

 

chada y baxa en que los miran!

 

Berg. Tienes razon, y has de saber que este

10

alguazil tenia amistad con vn escriuano, con

 

quien se acompañaua; estauan los dos aman-

 

cebados con dos mugerzillas, no de poco mas

 

a menos, sino de menos en todo; verdad es

 

que tenian algo de buenas caras; pero mucho

15

de desenfado y de taymeria putesca. Estas les

 

seruian de red y de ançuelo para pescar en

 

seco, en esta forma: vestianse de suerte que por

 

la pinta descubrian la figura, y a tiro de arca-

 

buz mostrauan ser damas de la vida libre; an-

20

dauan siempre a caça de estrangeros, y quan-

 

do llegaua la vendexa a Cadiz y a Seuilla,

 

llegaua la huella de su ganancia, no quedando

 

breton con quien no embistiessen; y en ca-

 

yendo el grasiento con alguna destas limpias,

25

auisauan al alguazil y al escriuano, adonde y

 

a que posada yuan; y en estando juntos, les

 

dauan assalto, y los prendian por amanceba-

 

dos; pero nunca los lleuauan a la carcel, a causa

 

que los estrangeros siempre redimian la ve-

30

xacion con dineros.

 

 

 

 


                                               P.39

COLOQUIO DE LOS PERROS l91

Sucedio, pues, que la Colindres, que assi

se llamaua la amiga del alguazil, pescó vn bre-

ton, vnto y visunto; concerto con el cena y

noche en su posada; dio el cañuto a su amigo,

y apenas se auian desnudado, quando el algua-

5

zil, el escriuano, dos cochetes, y yo, dimos con

 

ellos. Alborotaronse los amantes, esageró el

 

alguazil el delito, [y] mandolos vestir a toda

 

priessa, para lleuarlos a la carcel. Afligiose el

 

breton, terció, mouido de caridad, el escriuano,

10

y, a puros ruegos, reduxo la pena a solos cien

 

reales. Pidio el breton vnos follados de gamuza

 

que auia puesto en vna silla a los pies de la

 

cama, donde tenia dineros para pagar su liber-

 

tad, y no parecieron los follados, ni podian pa-

15

recer, porque assi como yo entré en el aposento,

 

llegó a mis narizes vn olor de tozino, que me

 

consolo todo; descubrile con el olfato, y halle-

 

le en vna faldriquera de los follados; digo que

 

hallé en ella vn pedaço de jamon famoso,

20

y por gozarle y poderle sacar sin rumor, saqué

 

los follados a la calle, y alli me entregué en el

 

jamon a toda mi voluntad, y quando bolui

 

al aposento, hallé que el breton daua vozes,

 

diziendo en lenguage adultero y bastardo, aun-

25

que se entendia, que le boluiessen sus calças,

 

que en ellas tenia "cinquenta escuti doro

 

 

 

 


                                               P.40

l92 NOVELAS EXEMPLARES

in oro"; imaginó el escriuano, o que la Colin-

dres, o los corchetes, se los auian robado; el

alguazil penso lo mismo, llamolos a parte, no

confesso ninguno, y dieronse al diablo todos.

Viendo yo lo que passaua, bolui a la calle,

5

donde auia dexado los follados, para boluer-

 

los, pues a mi no me aprouechaua nada el di-

 

nero; no los hallé, porque ya algun venturoso

 

que passó se los auia lleuado. Como el alguazil

 

vio que el breton no tenia dinero para el co-

10

hecho, se desesperaua, y penso sacar de la

 

huespeda de casa lo que el breton no tenia;

 

llamola, y vino medio desnuda, y como oyo

 

las vozes y quexas del breton, y a la Colindres

 

desnuda y llorando, al alguazil en colera, y al

15

escriuano enojado, y a los corchetes despaui-

 

lando lo que hallauan en el aposento, no le

 

plugo mucho. Mandó el alguazil que se cu-

 

briesse y se viniesse con el a la carcel, por-

 

que consentia en su casa hombres y mugeres

20

de mal viuir.

 

¡Aqui fue ello; aqui si que fue quando se au-

 

mentaron las vozes y crecio la confusion! Por-

 

que dixo la huespeda: "Señor alguazil y señor

 

escriuano, no conmigo tretas, que entreuo toda

25

costura; no conmigo dixes, ni poleos; callen

 

la boca, y vayanse con Dios; si no, por mi san-

 

tiguada, que arroje el bodegon por la ventana,

 

y que saque a plaça toda la chirinola des-

 

ta historia, que bien conozco a la señora Colin-

30

dres, y se que ha muchos meses que es su co-

 

 

 

 


                                               P.41

COLOQUIO DE LOS PERROS l93

bertor el señor alguazil, y no hagan que me

aclare mas, sino bueluase el dinero a este se-

ñor, y quedemos todos por buenos; porque yo

soy muger honrada, y tengo vn marido con su

carta de executoria, y con a perpenan rei de

5

memoria, con sus colgaderos de plomo,

 

¡Dios sea loado!, y hago este oficio muy limpia-

 

mente y sin daño de barras. El aranzel tengo

 

clauado donde todo el mundo le vea, y no

 

conmigo cuentos, que por Dios que se despol-

10

uorearme. ¡Bonita soy yo para que por mi or-

 

den entren mugeres con los huespedes! Ellos

 

tienen las llaues de sus aposentos, y yo no soy

 

quinze, que tengo de ver tras siete paredes."

 

Pasmados quedaron mis amos de auer oydo

15

la arenga de la huespeda, y de ver como les

 

leia la historia de sus vidas; pero como vieron

 

que no tenian de quien sacar dinero, si della

 

no, porfiauan en lleuarla a la carcel. Quexa-

 

uase ella al cielo de la sinrazon y justicia que

20

la hazian, estando su marido ausente, y

 

siendo tan principal hidalgo. El breton bramaua

 

por sus cinquenta escuti. Los corchetes por-

 

fiauan que ellos no auian visto los follados, ni

 

Dios permitiesse lo tal. El escriuano, por lo

25

callado, insistia al alguazil que mirasse los ves-

 

tidos de la Colindres, que le daua sospecha

 

que ella deuia de tener los cinquenta es-

 

 

 

 


                                               P.42

l94 NOVELAS EXEMPLARES

cuti, por tener de costumbre visitar los escon-

drijos y faldriqueras de aquellos que con ella

se emboluian. Ella dezia que el breton estaua

borracho, y que deuia de mentir en lo del di-

nero. En efecto, todo era confusion, gritos y

5

juramentos, sin lleuar modo de apaziguarse,

 

ni se apaziguaran, si al instante no entrara

 

en el aposento el teniente de Assistente, que,

 

viniendo a visitar aquella posada, las vozes

 

le lleuaron adonde era la grita. Preguntó la

10

causa de aquellas vozes, la huespeda se la dio

 

muy por menudo. Dixo quien era la ninfa

 

Colindres, que ya estaua vestida; publicó la

 

publica amistad suya y del alguazil; echó en

 

la calle sus tretas y modo de robar; disculpose

15

a si misma de que con su consentimiento ja-

 

mas auia entrado en su casa muger de mala

 

sospecha; canonizose por santa, y a su marido

 

por vn bendito, y dio vozes a vna moça, que

 

fuesse corriendo y truxesse de vn cofre la carta

20

executoria de su marido, para que la viesse el

 

señor teniente, diziendole que por ella echa-

 

ria de ver que muger de tan honrado marido

 

no podia hazer cosa mala; y que si tenia aquel

 

oficio de casa de camas, era a no poder mas,

25

que Dios sabia lo que le pesaua, y si qui-

 

siera ella tener alguna renta y pan quotidiano

 

para passar la vida, que tener aquel exercicio.

 

El teniente, enfadado de su mucho hablar y

 

 

 

 


                                               P.43

COLOQUIO DE LOS PERROS l95

presumir de executoria, le dixo: "Hermana ca-

mera, yo quiero creer que vuestro marido tiene

carta de hidalguia, con que vos me confesseys

que es hidalgo mesonero." "Y con mucha hon-

ra", respondio la huespeda, "y, ¿que linage ay

5

en el mundo, por bueno que sea, que no tenga

 

algun dime y direte?" "Lo que yo os digo,

 

hermana, es que os cubrays, que aueys de ve-

 

nir a la carcel", la qual nueua dio con ella en

 

el suelo; arañose el rostro, alçó el grito, pero

10

con todo esso el teniente, demasiadamente se-

 

uero, los lleuó a todos a la carcel, conuiene a

 

saber: al breton, a la Colindres y a la huespeda.

 

Despues supe que el breton perdio sus cinquen-

 

ta escuti, y mas diez en que le conde-

15

naron en las costas. La huespeda pagó otro

 

tanto, y la Colindres salio libre por la puerta

 

afuera. Y, el mismo dia que la soltaron,

 

pescó a vn marinero, que pagó por el breton,

 

con el mismo embuste del soplo; por que veas,

20

Cipion, quantos y quan grandes inconuenien-

 

tes nacieron de mi golosina.

 

Cip. Mejor dixeras de la vellaqueria de tu

 

amo.

 

Berg. Pues escucha, que aun mas adelante

25

tirauan la barra, puesto que me pesa de dezir

 

mal de alguaziles y de escriuanos.

 

Cip. Si, que dezir mal de vno, no es dezirlo

 

 

 

 


                                               P.44

196 NOVELAS EXEMPLARES

de todos; si que muchos y muy muchos escri-

uanos ay buenos, fieles y legales, y amigos

de hazer plazer, sin daño de tercero; si que no

todos entretienen los pleytos, ni auisan a las

partes; ni todos lleuan mas de sus derechos;

5

ni todos van buscando e inquiriendo las vidas

 

agenas, para ponerlas en tela de juyzio; ni to-

 

dos se aunan con el juez para hazeme la barba,

 

y hazerte he el copete; ni todos los alguaziles

 

se conciertan con los vagamundos y fulleros;

10

ni tienen todos las amigas de tu amo para

 

sus embustes. Muchos y muy muchos ay hidal-

 

gos por naturaleza, y de hidalgas condiciones;

 

muchos no son arrojados, insolentes, ni mal

 

criados, ni rateros, como los que andan por los

15

mesones midiendo las espadas a los estrange-

 

ros, y hallandolas vn pelo mas de la marca,

 

destruyen a sus dueños. Si que no todos como

 

prenden sueltan, y son juezes, y abogados,

 

quando quieren.

20

Berg. Mas alto picaua mi amo; otro camino

 

era el suyo: presumia de valiente y de hazer

 

prisiones famosas; sustentaua la valentia, sin

 

peligro de su persona, pero a costa de su bolsa.

 

Vn dia acometio en la puerta de Xerez el solo

25

a seys famosos rufianes, sin que yo le pudiesse

 

ayudar en nada, porque lleuaua con vn freno

 

de cordel impedida la boca--que assi me traia

 

de dia, y de noche me le quitaua--; quedé

 

marauillado de ver su atreuimiento, su brio y

30

su denuedo. Assi se entraua y salia por las seys

 

 

 

 


                                               P.45

COLOQUIO DE LOS PERROS l97

espadas de los rufos, como si fueran varas de

mimbre; era cosa marauillosa ver la ligereza

con que acometia, las estocadas que tiraua, los

reparos, la cuenta, el ojo alerta, porque no le

tomassen las espaldas. Finalmente, el quedó,

5

en mi opinion y en la de todos quantos la

 

pendencia miraron y supieron, por vn nueuo

 

Rodamonte. Auiendo lleuado a sus enemigos

 

desde la puerta de Xerez hasta los marmo-

 

les del colegio de Mase Rodrigo, que ay mas

10

de cien pasos, dexolos encerrados, y boluio

 

a coger los trofeos de la batalla, que fueron

 

tres vaynas, y luego se las fue a mostrar al

 

Assistente, que, si mal no me acuerdo, lo era

 

entonces el Licenciado Sarmiento de Vallada-

15

res, famoso por la destruycion de la Sauze-

 

da. Mirauan a mi amo por las calles do

 

passaua, señalandole con el dedo, como si di-

 

xeran: "Aquel es el valiente que se atreuio a

 

reñir solo con la flor de los brauos de la Anda-

20

luzia." En dar bueltas a la ciudad, para dexar-

 

se ver, se passó lo que quedaua del dia: y la

 

noche nos halló en Triana, en vna calle junto al

 

Molino de la poluora; y auiendo mi amo auizo-

 

rado, como en la jacara se dize, si alguien le

25

veia, se entró en vna casa, y yo tras el, y

 

hallamos en vn patio a todos los jayanes de

 

la pendencia, sin capas, ni espadas, y todos

 

desabrochados; y vno, que deuia de ser el

 

huesped, tenia vn gran jarro de vino en la vna

30

mano, y en la otra vna copa grande de taber-

 

 

 

 


                                               P.46

l98 NOVELAS EXEMPLARES

na, la qual, colmandola de vino generoso y

espumante, brindaua a toda la compañia.

Apenas huuieron visto a mi amo, quando

todos se fueron a el con los braços abiertos, y

todos le brindaron y el hizo la razon a todos, y

5

aun la hiziera a otros tantos, si le fuera algo

 

en ello, por ser de condicion afable, y amigo

 

de no enfadar a nadie por pocas cosas. Que-

 

rerte yo contar aora lo que alli se trató, la cena

 

que cenaron, las peleas que se contaron, los

10

hurtos que se refirieron, las damas que de su

 

trato se calificaron, y las que se reprouaron, las

 

alabanças que los vnos a los otros se dieron,

 

los brauos ausentes que se nombraron, la des-

 

treza que alli se puso en su punto, leuantan-

15

dose en mitad de la cena a poner en prati-

 

ca las tretas que se les ofrecian, esgrimiendo

 

con las manos, los vocablos tan esquisitos

 

de que vsauan, y, finalmente, el talle de la

 

persona del huesped, a quien todos respetauan

20

como a señor y padre, seria meterme en vn

 

laberinto donde no me fuesse possible salir

 

quando quisiesse.

 

Finalmente, vine a entender con toda certeza

 

que el dueño de la casa, a quien llamauan Mo-

25

nipodio, era encubridor de ladrones y pala de

 

rufianes, y que la gran pendencia de mi amo

 

auia sido primero concertada con ellos, con

 

las circunstancias del retirarse y de dexar las

 

 

 

 


                                               P.47

COLOQUIO DE LOS PERROS l99

vaynas, las quales pagó mi amo alli luego de

contado, con todo quanto Monipodio dixo que

auia costado la cena, que se concluyó casi al

amanecer, con mucho gusto de todos. Y fue su

postre dar soplo a mi amo de vn rufian foras-

5

tero, que nueuo y flamante auia llegado a la

 

ciudad; deuia de ser mas valiente que ellos, y

 

de embidia le soplaron. Prendiole mi amo la

 

siguiente noche desnudo en la cama, que, si

 

vestido estuuiera, yo vi en su talle que no se

10

dexara prender tan a mansalua.

 

Con esta prision, que sobreuino sobre la pen-

 

dencia, crecio la fama de mi cobarde, que lo

 

era mi amo mas que vna liebre, y a fuerça de

 

meriendas y tragos sustentaua la fama de ser

15

valiente; y todo quanto con su oficio y con sus

 

inteligencias grangeaua, se le yua y desaguaua

 

por la canal de la valentia. Pero ten paciencia,

 

y escucha aora vn cuento que le sucedio,

 

sin añadir ni quitar de la verdad vna tilde.

20

Dos ladrones hurtaron en Antequera vn ca-

 

uallo muy bueno; truxeronle a Seuilla, y para

 

venderle sin peligro vsaron de vn ardid, que a

 

mi parecer tiene del agudo y del discreto. Fue-

 

ronse a posar a posadas diferentes, y el vno se

25

fue a la justicia, y pidio por vna peticion, que

 

Pedro de Losada le deuia quatrocientos reales

 

prestados, como parecia por vna cedula firmada

 

de su nombre, de la qual hazia presentacion.

 

Mandó el teniente que el tal Losada recono-

30

ciesse la cedula; y que si la reconociesse, le sa-

 

 

 

 


                                               P.48

200 NOVELAS EXEMPLARES

cassen prendas de la cantidad o le pusiessen

en la carcel. Tocó hazer esta diligencia a mi

amo, y al escriuano su amigo. Lleuoles el la-

dron a la posada del otro, y al punto reconocio

su firma, y confesso la deuda, y señaló por

5

prenda de la execucion el cauallo, el qual, visto

 

por mi amo, le crecio el ojo y le marcó por

 

suyo, si acaso se vendiesse. Dio el ladron por

 

passados los terminos de la ley, y el cauallo se

 

puso en venta, y se remató en quinientos rea-

10

les en vn tercero, que mi amo echó de manga,

 

para que se le comprasse. Valia el cauallo tanto

 

y medio mas de lo que dieron por el. Pero

 

como el bien del vendedor estaua en la breue-

 

dad de la venta, a la primer postura remató su

15

mercaduria. Cobró el vn ladron la deuda que

 

no le deuian, y el otro la carta de pago que no

 

auia menester, y mi amo se quedó con el ca-

 

uallo, que para el fue peor que el Seyano

 

lo fue para sus dueños.

20

Mondaron luego la haza los ladrones, y

 

de alli a dos dias, despues de auer trastejado

 

mi amo las guarniciones y otras faltas del caua-

 

llo, parecio sobre el en la plaça de San Fran-

 

cisco, mas hueco y pomposo que aldeano ves-

25

tido de fiesta. Dieronle mil parabienes de la

 

buena compra, afirmandole que valia ciento y

 

cinquenta ducados, como vn hueuo vn ma-

 

rauedi; y el, bolteando y reboluiendo el

 

 

 

 


                                               P.49

COLOQUIO DE LOS PERROS 20l

cauallo, representaua su tragedia en el teatro

de la referida plaça. Y estando en sus caracoles

y rodeos, llegaron dos hombres de buen talle y

de mejor ropage, y el vno dixo: "¡Viue Dios,

que este es Pie de hierro mi cauallo, que ha

5

pocos dias que me le hurtaron en Antequera!"

 

Todos los que venian con el, que eran quatro

 

criados, dixeron que assi era la verdad, que

 

aquel era Pie de hierro, el cauallo que le auian

 

hurtado. Pasmose mi amo, querellose el dueño,

10

huuo prueuas, y fueron las que hizo el dueño

 

tan buenas, que salio la sentencia en su fauor,

 

y mi amo fue desposseydo del cauallo. Supose

 

la burla y la industria de los ladrones, que

 

por manos e interuencion de la misma justicia

15

vendieron lo que auian hurtado, y casi todos

 

se holgauan de que la codicia de mi amo le

 

huuiesse rompido el saco.

 

Y no paró en esto su desgracia, que aquella

 

noche, saliendo a rondar el mismo Assisten-

20

te, por auerle dado noticia que hazia los barrios

 

de San Iulian andauan ladrones, al passar de

 

vna encruzijada, vieron passar vn hombre co-

 

rriendo, y dixo a este punto el Assistente,

 

assiendome por el collar y çuçandome: "¡Al

25

ladron, Gauilan; ea Gauilan hijo, al ladron, al

 

ladron!" Yo, a quien ya tenian cansado las mal-

 

dades de mi amo, por cumplir lo que el señor

 

Assistente me mandaua, sin discrepar en nada,

 

arremeti con mi propio amo, y sin que pudiesse

30

 

 

 


                                               P.50

202 NOVELAS EXEMPLARES

valerse, di con el en el suelo, y si no me le

quitaran, yo hiziera a mas de a quatro venga-

dos; quitaronme, con mucha pesadumbre de

entrambos. Quisieran los corchetes castigarme,

y aun matarme a palos, y lo hizieran si el Assis-

5

tente no les dixera: "No le toque nadie, que el

 

perro hizo lo que yo le mandé." Entendiose la

 

malicia, y yo, sin despedirme de nadie, por vn

 

agujero de la muralla, sali al campo, y antes

 

que amaneciesse me puse en Mayrena, que es

10

vn lugar que esta quatro leguas de Seuilla.

 

Quiso mi buena suerte que hallé alli vna

 

compañia de soldados, que segun ohi dezir se

 

yuan a embarcar a Cartagena. Estauan en ella

 

quatro rufianes, de los amigos de mi amo; y el

15

atambor era vno que auia sido corchete y gran

 

chocarrero, como lo suelen ser los mas atam-

 

bores. Conocieronme todos, y todos me habla-

 

ron, y assi me preguntauan por mi amo, como

 

si les huuiera de responder. Pero el que mas

20

aficion me mostro, fue el atambor, y assi deter-

 

mine de acomodarme con el, si el quisiesse, y

 

seguir aquella jornada, aunque me lleuasse a

 

Italia o a Flandes, porque me parece a mi, y

 

aun a ti te deue parecer lo mismo, que puesto

25

que dize el refran quien necio es en su villa,

 

necio es en Castilla, el andar tierras, y comu-

 

nicar con diuersas gentes, haze a los hombres

 

discretos.

 

Cip. Es esso tan verdad, que me acuerdo

30

auer oydo dezir a vn amo que tuue de bonis-

 

simo ingenio, que al famoso griego llamado

 

 

 

 


                                               P.51

COLOQUIO DE LOS PERROS 203

Vlises le dieron renombre de prudente, por solo

auer andado muchas tierras, y comunicado con

diuersas gentes y varias naciones; y assi alabo

la intencion que tuuiste de yrte donde te lle-

uassen.

5

Berg. Es, pues, el caso que el atambor, por

 

tener con que mostrar mas sus chocarrerias

 

començo a enseñarme a baylar al son del atam-

 

bor, y a hazer otras monerias, tan agenas de

 

poder aprenderlas otro perro, que no fuera yo,

10

como las oyras quando te las diga. Por aca-

 

barse el distrito de la comission, se marchaua

 

poco a poco. No auia comissario que nos limi-

 

tasse; el capitan era moço, pero muy buen ca-

 

uallero, y gran christiano; el alferez no auia

15

muchos meses que auia dexado la Corte y el

 

tinelo; el sargento era matrero y sagaz, y gran-

 

de harriero de compañias, desde donde se le-

 

uantan, hasta el embarcadero. Yua la compa-

 

ñia llena de rufianes churrulleros, los quales

20

hazian algunas insolencias por los lugares do

 

passauamos, que redundauan en maldezir a

 

quien no lo merecia. Infelicidad es del buen

 

Principe ser culpado de sus subditos, por la

 

culpa de sus subditos, a causa que los vnos

25

son verdugos de los otros, sin culpa del señor,

 

pues aunque quiera y lo procure, no puede

 

remediar estos daños, porque todas o las mas

 

cosas de la guerra, traen consigo aspereza,

 

riguridad y desconueniencia.

30

 

 

 


                                               P.52

204 NOVELAS EXEMPLARES

En fin, en menos de quinze dias, con mi

buen ingenio, y con la diligencia que puso el

que auia escogido por patron, supe saltar por

el rey de Francia, y a no saltar por la mala

tabernera. Enseñome a hazer corbetas como

5

cauallo napolitano, y a andar a la redonda

 

como mula de atahona, con otras cosas, que

 

si yo no tuuiera cuenta en no adelantarme a

 

mostrarlas, pusiera en duda si era algun de-

 

monio en figura de perro el que las hazia.

10

Pusome nombre del perro sabio; y no auia-

 

mos llegado al alojamiento, quando tocando

 

su atambor, andaua por todo el lugar prego-

 

nando que todas las personas que quisiessen

 

venir a ver las marauillosas gracias y habilida-

15

des del perro sabio, en tal casa, o en tal hospi-

 

tal las mostrauan, a ocho, o a quatro maraue-

 

dis, segun era el pueblo, grande, o chico. Con

 

estos encarecimientos, no quedaua persona en

 

todo el lugar que no me fuesse a ver, y ninguno

20

auia que no saliesse admirado y contento de

 

auerme visto. Triunfaua mi amo con la mucha

 

ganancia, y sustentaua seys camaradas como

 

vnos reyes. La codicia y la embidia desperto

 

en los rufianes voluntad de hurtarme, y anda-

25

uan buscando ocasion para ello, que esto del

 

ganar de comer holgando tiene muchos aficio-

 

nados y golosos. Por esto ay tantos titereros en

 

España, tantos que muestran retablos, tantos

 

que venden alfileres y coplas, que todo su cau-

30

dal, aunque le vendiessen todo, no llega a po-

 

 

 

 


                                               P.53

COLOQUIO DE LOS PERROS 205

derse sustentar vn dia; y con esto los vnos y

los otros no salen de los bodegones y taber-

nas en todo el año, por do me doy a entender

que de otra parte que de la de sus oficios sale

la corriente de sus borracheras. Toda esta gen-

5

te es vagamunda, inutil, y sin prouecho, es-

 

ponjas del vino y gorgojos del pan.

 

Cip. ¡No mas, Bergança, no boluamos a lo

 

passado! Sigue, que se va la noche, y no que-

 

rria que al salir del sol quedassemos a la som-

10

bra del silencio.

 

Berg. Tenle y escucha. Como sea cosa facil

 

añadir a lo ya inuentado, viendo mi amo quan

 

bien sabia imitar el corsel napolitano, hizome

 

vnas cubiertas de guadamazi, y vna silla pe-

15

queña que me acomodó en las espaldas, y so-

 

bre ella puso vna figura liuiana de vn hombre,

 

con vna lancilla de correr sortija, y enseñome

 

a correr derechamente a vna sortija, que entre

 

dos palos ponia; y el dia que auia de correrla,

20

pregonaua que aquel dia corria sortija el perro

 

sabio, y hazia otras nueuas y nunca vistas ga-

 

lanterias, las quales de mi santiscario, como

 

dizen, las hazia, por no sacar mentiroso a

 

mi amo.

25

Llegamos, pues, por nuestras jornadas con-

 

tadas a Montilla, villa del famoso y gran chris-

 

tiano marques de Priego, señor de la casa

 

de Aguilar y de Montilla. Alojaron a mi amo,

 

porque el lo procuró, en vn hospital; echó lue-

30

go el ordinario vando, y como ya la fama se

 

 

 

 


                                               P.54

206 NOVELAS EXEMPLARES

auia adelantado a lleuar las nueuas de las habi-

lidades y gracias del perro sabio, en menos

de vna hora se llenó el patio de gente. Ale-

grose mi amo, viendo que la cosecha yua de

guilla, y mostrose aquel dia chocarrero en

5

demasia.

 

Lo primero en que començaua la fiesta, era

 

en los saltos que yo daua por vn aro de cedaço,

 

que parecia de cuba. Conjurauame por las or-

 

dinarias preguntas; y quando el baxaua vna

10

varilla de membrillo, que en la mano tenia, era

 

señal del salto; y quando la tenia alta, de que

 

me estuuiesse quedo. El primer conjuro deste

 

dia--memorable entre todos los de mi vida--

 

fue dezirme: "Ea, Gauilan amigo, salta por aquel

15

viejo verde que tu conoces, que se escauecha las

 

barbas; y si no quieres, salta por la pompa y

 

aparato de doña Pimpinela de Plafagonia, que

 

fue compañera de la moça gallega que seruia

 

en Valdeastillas. ¿No te quadra el conjuro,

20

hijo Gauilan? Pues salta por el bachiller Passi-

 

llas, que se firma licenciado sin tener grado

 

alguno. ¡O, pereçoso estás!; ¿por que no sal-

 

tas?; pero ya entiendo y alcanço tus marrulle-

 

rias; aora salta por el licor de Esquiuias, famoso

25

al par del de Ciudadreal, San Martin y Riua-

 

dauia."

 

Baxó la varilla, y salté yo, y noté sus malicias

 

y malas entrañas. Boluiose luego al pueblo, y

 

en voz alta dixo: "No piense vuessa merced,

30

senado valeroso, que es cosa de burla lo que

 

 

 

 


                                               P.55

COLOQUIO DE LOS PERROS 207

este perro sabe. Veynte y quatro piezas le

tengo enseñadas, que por la menor dellas bo-

laria vn gauilan, quiero dezir, que por ver la

menor, se pueden caminar treynta leguas. Sabe

baylar la çarabanda y chacona mejor que su

5

inuentora misma; beuese vna açumbre de vino

 

sin dexar gota; entona vn solfamire, tambien

 

como vn sacristan; todas estas cosas, y otras

 

muchas que me quedan por dezir, las yran

 

viendo vuessas mercedes en los dias que estu-

10

uiere aqui la compañia; y por aora de otro

 

salto nuestro sabio, y luego entraremos en lo

 

gruesso."

 

Con esto suspendio el auditorio, que auia lla-

 

mado senado, y les encendio el desseo de no

15

dexar de ver todo lo que yo sabia. Boluiose a

 

mi mi amo, y dixo: "Bolued, hijo Gauilan, y,

 

con gentil agilidad y destreza, deshazed los sal-

 

tos que aueys hecho; pero ha de ser a deuo-

 

cion de la famosa hechizera que dizen que

20

huuo en este lugar."

 

Apenas huuo dicho esto, quando alçó la voz

 

la hospitalera, que era vna vieja, al parecer, de

 

mas de sesenta años, diziendo: "¡Bellaco,

 

charlatan, embaydor, y hijo de puta, aqui no ay

25

hechizera alguna! Si lo dezis por la Camacha,

 

ya ella pagó su pecado, y esta donde Dios se

 

sabe. Si lo dezis por mi, chocarrero, ni yo

 

soy, ni he sido hechizera en mi vida, y si he

 

tenido fama de auerlo sido, vuessa merced a

30

 

 

 


                                               P.56

208 NOVELAS EXEMPLARES

los testigos falsos, y a la ley del encaxe, y al

juez arrojadizo y mal informado. Ya sabe todo

el mundo la vida que hago en penitencia, no de

los hechizos que no hize, sino de otros muchos

pecados, otros que como pecadora he cometido.

5

Assi que, socarron tamborilero, salid del hospi-

 

tal, si no por vida de mi santiguada que os haga

 

salir mas que de paso"; y con esto començo

 

a dar tantos gritos, y a dezir tantas y tan atro-

 

pelladas injurias a mi amo, que puso en con-

10

fusion y sobresalto; finalmente, no dexó que

 

passasse adelante la fiesta en ningun modo.

 

No le pesó a mi amo del alboroto, porque

 

se quedó con los dineros y aplazó para otro dia

 

y en otro hospital lo que en aquel auia faltado.

15

Fuesse la gente maldiziendo a la vieja, aña-

 

diendo al nombre de hechizera el de bruxa,

 

y el de barbuda sobre vieja. Con todo esto nos

 

quedamos en el hospital aquella noche, y, en-

 

contrandome la vieja en el corral solo, me dixo:

20

"¿Eres tu, hijo Montiel? ¿Eres tu por ventura,

 

hijo?" Alcé la cabeça y mirela muy de espacio,

 

lo qual visto por ella, con lagrimas en los ojos,

 

se vino a mi y me echo los braços al cuello, y

 

si la dexara me besara en la boca; pero tuue

25

asco, y no lo consenti.

 

Cip. Bien hiziste, porque no es regalo, sino

 

tormento, el besar ni dexar besarse de vna

 

vieja.

 

 

 

 


                                               P.57

COLOQUIO DE LOS PERROS 209

Berg. Esto que aora te quiero contar, te

lo auia de auer dicho al principio de mi cuen-

to, y assi escusaramos la admiracion que nos

causó el vernos con habla. Porque has de sa-

ber, que la vieja me dixo: "Hijo Montiel, vente

5

tras mi, y sabras mi aposento, y procura que

 

esta noche nos veamos a solas en el, que yo

 

dexaré abierta la puerta, y sabe que tengo

 

muchas cosas que dezirte de tu vida y para tu

 

prouecho." Baxé yo la cabeça en señal de obe-

10

decerla, por lo qual ella se acabó de enterar

 

en que yo era el perro Montiel que buscaua,

 

segun despues me lo dixo.

 

Quedé atonito y confuso esperando la

 

noche, por ver en lo que paraua aquel miste-

15

rio o prodigio de auerme hablado la vieja,

 

y como auia oydo llamarla de hechizera, espe-

 

raua de su vista y habla grandes cosas.

 

Llegose, en fin, el punto de verme con ella

 

en su aposento, que era escuro, estrecho, y

20

baxo, y solamente claro con la debil luz de

 

vn candil de barro que en el estaua; atizole

 

la vieja, y sentose sobre vna arquilla, y llego-

 

me junto a si, y sin hablar palabra me boluio

 

a abraçar, y yo bolui a tener cuenta con que no

25

me bessasse. Lo primero que me dixo fue:

 

"Bien esperaua yo en el cielo, que antes que es-

 

tos mis ojos se cerrassen con el vltimo sueño,

 

 

 

 


                                               P.58

2l0 NOVELAS EXEMPLARES

te auia de ver, hijo mio; y ya que te he vis-

to, venga la muerte, y lleueme desta cansada

vida. Has de saber, hijo, que en esta villa viuio

la mas famosa hechizera que huuo en el mundo,

a quien llamaron la Camacha de Montilla; fue

5

tan vnica en su oficio, que las Eritos, las Cir-

 

ces, las Medeas, de quien he oydo dezir que

 

estan las historias llenas, no la ygualaron. Ella

 

congelaua las nubes quando queria, cubriendo

 

con ellas la faz del sol, y quando se le antojaua,

10

boluia sereno el mas turbado cielo; traia los

 

hombres en vn instante de lexas tierras; reme-

 

diaua marauillosamente las donzellas que auian

 

tenido algun descuydo en guardar su entereza.

 

Cubria a las viudas de modo, que con honesti-

15

dad fuessen deshonestas, descasaua las casa-

 

das, y casaua las que ella queria. Por diziembre

 

tenia rosas frescas en su jardin, y por enero

 

segaua trigo. Esto de hazer nacer belros en

 

vna artesa, era lo menos que ella hazia, ni el

20

hazer ver en vn espejo, o en la vña de vna cria-

 

tura los viuos o los muertos que le pedian que

 

mostrasse.

 

"Tuuo fama, que conuertia los hombres en

 

animales, y que se auia seruido de vn sacristan

25

seys años en forma de asno, real y verdade-

 

ramente, lo que yo nunca he podido alcançar

 

como se haga, porque lo que se dize de aque-

 

llas antiguas magas, que conuertian los hom-

 

bres en bestias, dizen los que mas saben que

30

no era otra cosa, sino que ellas, con su mucha

 

 

 

 


                                               P.59

COLOQUIO DE LOS PERROS 2ll

hermosura, y con sus halagos, atraian los

hombres de manera a que las quisiessen bien,

y los sujetauan de suerte, siruiendose dellos

en todo quanto querian, que parecian bestias.

Pero en ti, hijo mio, la experiencia me muestra

5

lo contrario, que se que eres persona racional,

 

y te veo en semejança de perro, si ya no es que

 

esto se haze con aquella ciencia que llaman

 

tropelia, que haze parecer vna cosa por otra.

 

Sea lo que fuere, lo que me pesa es, que yo, ni

10

tu madre, que fuymos discipulas de la buena

 

Camacha, nunca llegamos a saber tanto como

 

ella, y no por falta de ingenio, ni de habilidad,

 

ni de animo, que antes nos sobraua que fal-

 

taua, sino por sobra de su malicia, que

15

nunca quiso enseñarnos las cosas mayores, por-

 

que las reseruaua para ella.

 

"Tu madre, hijo, se llamó la Montiela, que

 

despues de la Camacha, fue famosa; yo me

 

llamo la Cañizares, si ya no tan sabia como

20

las dos, a lo menos de tan buenos desseos

 

como qualquiera dellas. Verdad es, que al ani-

 

mo que tu madre tenia de hazer y entrar en

 

vn cerco, y encerrarse en el con vna legion de

 

demonios, no le hazia ventaja la misma

25

Camacha. Yo fuy siempre algo medrosilla; con

 

conjurar media region me contentaua. Pero,

 

con paz sea dicho de entrambas, en esto de

 

 

 

 


                                               P.60

2l2 NOVELAS EXEMPLARES

conficionar las vnturas con que las bruxas nos

vntamos, a ninguna de las dos diera venta-

ja, ni la dare a quantas oy siguen y guardan

nuestras reglas. Que has de saber, hijo, que

como yo he visto y veo que la vida que corre

5

sobre las ligeras alas del tiempo se acaba, he

 

querido dexar todos los vicios de la hechize-

 

ria, en que estaua engolfada muchos años auia,

 

y solo me he quedado con la curiosidad de

 

ser bruxa, que es vn vicio dificultosissimo de

10

dexar; tu madre hizo lo mismo; de muchos

 

vicios se apartó, muchas buenas obras hizo en

 

esta vida, pero al fin murio bruxa, y no mu-

 

rio de enfermedad alguna, sino de dolor, de

 

que supo que la Camacha su maestra, de em-

15

bidia que la tuuo, porque se le yua subiendo a

 

las barbas en saber tanto como ella, o por otra

 

pendençuela de zelos, que nunca pude aueri-

 

guar, estando tu madre preñada, y llegandose

 

la hora del parto, fue su comadre la Camacha, la

20

qual recibio en sus manos lo que tu madre pa-

 

rio, y mostrole que auia parido dos perritos.

 

Y assi como los vio, dixo: "Aqui ay maldad,

 

"aqui ay bellaqueria; pero, hermana Montiela,

 

"tu amiga soy; yo encubrire este parto, y atien-

25

"de tu a estar sana, y haz cuenta que esta tu

 

"desgracia queda sepultada en el mismo silen-

 

"cio; no te de pena alguna este sucesso, que

 

"ya sabes tu que puedo yo saber que si no es

 

"con Rodriguez el ganapan tu amigo, dias ha

30

"que no tratas con otro; assi, que este perruno

 

"parto de otra parte viene, y algun misterio

 

 

 

 


                                               P.61

COLOQUIO DE LOS PERROS 2l3

"contiene." Admiradas quedaron tu madre y

yo, que me hallé presente a todo, del estraño

sucesso. La Camacha se fue, y se lleuó los ca-

chorros; yo me quedé con tu madre, para assis-

tir a su regalo, la qual no podia creer lo que le

5

auia sucedido. Llegose el fin de la Camacha, y

 

estando en la vltima hora de su vida, llamó a

 

tu madre y le dixo, como ella auia conuertido

 

a sus hijos en perros, por cierto enojo que con

 

ella tuuo, pero que no tuuiesse pena, que ellos

10

boluerian a su ser quando menos lo pensas-

 

sen; mas que no podia ser primero que ellos

 

por sus mismos ojos viessen lo siguiente:

 

Bolueran en su forma verdadera,

 

quando vieren con presta diligencia

15

derribar los soberuios leuantados,

 

y alçar a los humildes abatidos,

 

con poderosa mano para hazello.

 

Esto dixo la Camacha a tu madre al tiempo de

 

su muerte, como ya te he dicho. Tomolo tu ma-

20

dre por escrito y de memoria, y yo lo fixé en

 

la mia, para si sucediesse tiempo de poderlo

 

dezir a alguno de vosotros; y para poder cono-

 

ceros, a todos los perros que veo de tu color

 

los llamo con el nombre de tu madre, no por

25

pensar que los perros han de saber el nombre,

 

sino por ver si respondian a ser llamados tan

 

diferentemente como se llaman los otros pe-

 

rros. Y esta tarde, como te vi hazer tantas co-

 

sas, y que te llaman el perro sabio, y tambien

30

como alçaste la cabeça a mirarme, quando te

 

 

 

 


                                               P.62

2l4 NOVELAS EXEMPLARES

llamé en el corral, he creydo que tu eres hijo

de la Montiela, a quien con grandissimo gusto

doy noticia de tus sucessos, y del modo con

que has de cobrar tu forma primera, el qual

modo quisiera yo que fuera tan facil, como el

5

que se dize de Apuleyo en el Asno de oro, que

 

consistia en solo comer vna rosa.

 

"Pero este tuyo va fundado en acciones age-

 

nas, y no en tu diligencia. Lo que has de hazer,

 

hijo, es encomendarte a Dios alla en tu cora-

10

çon, y espera que estas, que no quiero llamar-

 

las profecias, sino adiuinanças, han de suceder

 

presto y prosperamente; que pues la buena de

 

la Camacha las dixo, sucederan sin duda al-

 

guna, y tu y tu hermano, si es viuo, os vereys

15

como desseays. De lo que a mi me pesa, es

 

que estoy tan cerca de mi acabamiento, que no

 

tendre lugar de verlo. Muchas vezes he querido

 

preguntar a mi cabron que fin tendra vuestro

 

sucesso, pero no me he atreuido, porque nun-

20

ca a lo que le preguntamos responde a dere-

 

chas, sino con razones torzidas y de mu-

 

chos sentidos. Assi, que a este nuestro amo y

 

señor no ay que preguntarle nada, porque con

 

vna verdad mezcla mil mentiras. Y a lo que yo

25

he colegido de sus respuestas, el no sabe nada

 

de lo por venir ciertamente, sino por conjetu-

 

ras. Con todo esto, nos trae tan engañadas

 

a las que somos bruxas, que, con hazernos mil

 

burlas, no le podemos dexar. Vamos a verle

30

 

 

 


                                               P.63

COLOQUIO DE LOS PERROS 2l5

muy lexos de aqui, a vn gran campo, donde nos

juntamos infinidad de gente, bruxos y bruxas,

y alli nos da de comer desabridamente, y pas-

san otras cosas, que en verdad, y en Dios y en

mi anima, que no me atreuo a contarlas, segun

5

son suzias y asquerosas, y no quiero ofender

 

tus castas orejas.

 

"Ay opinion que no vamos a estos combites

 

sino con la fantasia, en la qual nos representa

 

el demonio las imagenes de todas aquellas

10

cosas que despues contamos que nos han su-

 

cedido. Otros dizen que no, sino que verda-

 

deramente vamos en cuerpo y en anima, y

 

entrambas opiniones tengo para mi que son

 

verdaderas, puesto que nosotras no sabemos

15

quando vamos de vna o de otra manera, por-

 

que todo lo que nos passa en la fantasia es tan

 

intensamente, que no ay diferenciarlo de quan-

 

do vamos real y verdaderamente. Algunas ex-

 

periencias desto han hecho los señores inqui-

20

sidores con algunas de nosotras que han te-

 

nido pressas, y pienso que han hallado ser

 

verdad lo que digo. Quisiera yo, hijo, apar-

 

tarme deste pecado, y para ello he hecho mis

 

diligencias: heme acogido a ser hospitalera,

25

curo a los pobres, y algunos se mueren, que

 

me dan a mi la vida con lo que me mandan,

 

o con lo que se les queda entre los remiendos,

 

por el cuydado que yo tengo de espulgarlos los

 

vestidos. Rezo poco y en publico; murmuro mu-

30

 

 

 


                                               P.64

2l6 NOVELAS EXEMPLARES

cho y en secreto. Vame mejor con ser hypo-

crita, que con ser pecadora declarada; las apa-

riencias de mis buenas obras presentes, van

borrando en la memoria de los que me cono-

cen las malas obras passadas. En efeto, la san-

5

tidad fingida no haze daño a ningun tercero,

 

sino al que la vsa.

 

"Mira, hijo Montiel, este consejo te doy: que

 

seas bueno en todo quanto pudieres; y si has de

 

ser malo, procura no parecerlo en todo quanto

10

pudieres; bruxa soy, no te lo niego, bruxa y

 

hechizera fue tu madre, que tampoco te lo pue-

 

do negar; pero las buenas apariencias de las

 

dos podian acreditarnos en todo el mundo. Tres

 

dias antes que muriesse, auiamos estado las

15

dos en vn valle de los montes Perineos, en

 

vna gran gira; y con todo esso, quando murio,

 

fue con tal sossiego y reposo que, si no fueron

 

algunos visages que hizo vn quarto de hora

 

antes que rindiesse el alma, no parecia sino que

20

estaua en aquella como en vn talamo de flores;

 

lleuaua atrauesados en el coraçon sus dos

 

hijos, y nunca quiso, aun en el articulo de la

 

muerte, perdonar a la Camacha, tal era ella de

 

entera y firme en sus cosas. Yo le cerre los ojos

25

y fuy con ella hasta la sepultura; alli la dexé,

 

para no verla mas, aunque no tengo perdida la

 

esperança de verla antes que me muera; porque

 

se ha dicho por el lugar que la han visto algu-

 

nas personas andar por los cimenterios y en-

30

 

 

 


                                               P.65

COLOQUIO DE LOS PERROS 2l7

cruzijadas, en diferentes figuras, y quiza al-

guna vez la toparé yo, y le preguntaré si manda

que haga alguna cosa en descargo de su con-

ciencia."

Cada cosa destas que la vieja me dezia en

5

alabança de la que dezia ser mi madre, era vna

 

lançada que me atrauesaua el coraçon, y

 

quisiera arremeter a ella y hazerla pedaços en-

 

tre los dientes; y si lo dexé de hazer, fue porque

 

no le tomasse la muerte en tan mal estado. Fi-

10

nalmente, me dixo que aquella noche pensaua

 

vntarse, para yr a vno de sus vsados combites,

 

y que, quando alla estuuiesse, pensaua pregun-

 

tar a su dueño algo de lo que estaua por su-

 

cederme. Quisierale yo preguntar que vnturas

15

eran aquellas que dezia, y parece que me leyo

 

el desseo, pues respondio a mi intencion como

 

si se lo huuiera preguntado, pues dixo:

 

"Este vnguento con que las bruxas nos vnta-

 

mos, es compuesto de jugos de yeruas en todo

20

estremo frios, y no es, como dize el vulgo, he-

 

cho con la sangre de los niños que ahogamos.

 

Aqui pudieras tambien preguntarme que gusto

 

o prouecho saca el demonio de hazernos matar

 

las criaturas tiernas, pues sabe que, estando

25

bautizadas, como inocentes y sin pecado, se

 

van al cielo, y el recibe pena particular con

 

cada alma christiana que se le escapa, a lo

 

que no te sabre responder otra cosa, sino lo

 

 

 

 


                                               P.66

2l8 NOVELAS EXEMPLARES

que dize el refran, que tal ay, que se quiebra

dos ojos, porque su enemigo se quiebre vno;

y por la pesadumbre que da a sus padres ma-

tandoles los hijos, que es la mayor que se pue-

de imaginar. Y lo que mas le importa, es hazer

5

que nosotras cometamos a cada paso tan

 

cruel y peruerso pecado; y todo esto lo per-

 

mite Dios por nuestros pecados, que, sin su

 

permission, yo he visto por experiencia que no

 

puede ofender el diablo a vna hormiga; y es

10

tan verdad esto, que rogandole yo vna vez que

 

destruyesse vna viña de vn mi enemigo, me

 

respondio que ni aun tocar a vna hoja della

 

no podia, porque Dios no queria; por lo qual

 

podras venir a entender, quando seas hombre,

15

que todas las desgracias que vienen a las gen-

 

tes, a los reynos, a las ciudades y a los pueblos,

 

las muertes repentinas, los naufragios, las cay-

 

das, en fin, todos los males que llaman de daño,

 

vienen de la mano del Altissimo y de su vo-

20

luntad permitente; y los daños y males que

 

llaman de culpa, vienen y se causan por nos-

 

otros mismos. Dios es impecable, de do se

 

infiere que nosotros somos autores del pecado,

 

formandole en la intencion, en la palabra y en

25

la obra, todo permitiendolo Dios por nuestros

 

pecados, como ya he dicho.

 

"Diras tu aora, hijo, si es que acaso me

 

entiendes, que quien me hizo a mi theologa, y

 

 

 

 


                                               P.67

COLOQUIO DE LOS PERROS 2l9

aun quiza diras entre ti: "¡Cuerpo de tal

"con la puta vieja! ¿Porque no dexa de ser

"bruxa, pues sabe tanto, y se buelue a Dios,

"pues sabe que esta mas prompto a perdonar

pecados, que a permitirlos?" A esto te respon-

5

do, como si me lo preguntaras, que la costum-

 

bre del vicio se buelue en naturaleza, y este

 

de ser bruxas se conuierte en sangre y carne,

 

y en medio de su ardor, que es mucho, trae

 

vn frio que pone en el alma, tal que la resfria

10

y entorpeze, aun en la fe, de donde nace vn

 

oluido de si misma, y ni se acuerda de los

 

temores con que Dios la amenaza, ni de la glo-

 

ria con que la combida, y, en efeto, como es

 

pecado de carne y de deleytes, es fuerça

15

que amortigue todos los sentidos, y los embele-

 

se y absorte, sin dexarlos vsar sus oficios como

 

deuen; y assi, quedando el alma inutil, floxa

 

y desmazalada, no puede leuantar la conside-

 

racion siquiera a tener algun buen pensamien-

20

to; y assi, dexandose estar sumida en la pro-

 

funda sima de su miseria, no quiere alçar la

 

mano a la de Dios, que se la esta dando por

 

sola su misericordia, para que se leuante. Yo

 

tengo vna destas almas que te he pintado; todo

25

lo veo y todo lo entiendo; y como el deleyte

 

me tiene echados grillos a la voluntad, siempre

 

he sido y sere mala.

 

"Pero dexemos esto, y boluamos a lo de las

 

vnturas, y digo que son tan frias, que nos pri-

30

 

 

 


                                               P.68

220 NOVELAS EXEMPLARES

uan de todos los sentidos en vntandonos con

ellas, y quedamos tendidas y desnudas en el

suelo, y entonces dizen que en la fantasia pas-

samos todo aquello que nos parece passar ver-

daderamente. Otras vezes, acabadas de vntar, a

5

nuestro parecer, mudamos forma, y conuertidas

 

en gallos, lechuzas o cueruos, vamos al lugar

 

donde nuestro dueño nos espera, y alli cobra-

 

mos nuestra primera forma, y gozamos de los

 

deleytes que te dexo de dezir, por ser tales, que

10

la memoria se escandaliza en acordarse dellos,

 

y assi la lengua huye de contarlos, y con todo

 

esto soy bruxa, y cubro con la capa de la hypo-

 

cresia todas mis muchas faltas. Verdad es, que

 

si algunos me estiman y honran por buena, no

15

faltan muchos que me dizen, no dos dedos del

 

oydo, el nombre de las fiestas, que es el que

 

les imprimio la furia de vn juez colerico, que en

 

los tiempos passados tuuo que ver conmigo y

 

con tu madre, depositando su ira en las manos

20

de vn verdugo, que, por no estar sobornado,

 

vsó de toda su plena potestad y rigor con nues-

 

tras espaldas.

 

"Pero esto ya passó, y todas las cosas se

 

passan: las memorias se acaban, las vidas no

25

bueluen, las lenguas se cansan, los sucessos

 

nueuos hazen oluidar los passados. Hospitalera

 

soy, buenas muestras doy de mi proceder, bue-

 

nos ratos me dan mis vnturas; no soy tan vieja

 

que no pueda viuir vn año, puesto que tengo

30

setenta y cinco; y ya que no puedo ayunar por

 

 

 

 


                                               P.69

COLOQUIO DE LOS PERROS 22l

la edad, ni rezar por los vaguidos, ni andar

romerias por la flaqueza de mis piernas, ni dar

limosna, porque soy pobre, ni pensar en bien,

porque soy amiga de murmurar, y para auerlo

de hazer, es forçoso pensarlo primero: assi,

5

que siempre mis pensamientos han de ser ma-

 

los; con todo esto se que Dios es bueno y mi-

 

sericordioso, y que el sabe lo que ha de ser

 

de mi; y basta, y quedese aqui esta platica, que

 

verdaderamente me entristeze. Ven, hijo, y

10

verasme vntar, que todos los duelos con pan

 

son buenos; el buen dia meterle en casa, pues

 

mientras se rie, no se llora: quiero dezir, que

 

aunque los gustos que nos da el demonio son

 

aparentes y falsos, todavia nos parecen gus-

15

tos, y el deleyte mucho mayor es imaginado

 

que gozado: aunque en los verdaderos gustos

 

deue de ser al contrario."

 

Leuantose en diziendo esta larga arenga, y

 

tomando el candil, se entró en otro aposentillo

20

mas estrecho; seguila, combatido de mil varios

 

pensamientos, y admirado de lo que auia oydo

 

y de lo que esperaua ver; colgo la Cañizares

 

el candil de la pared, y con mucha priessa se

 

desnudó hasta la camisa; y sacando de vn rin-

25

con vna olla vidriada, metio en ella la mano,

 

y murmurando entre dientes, se vntó desde

 

los pies a la cabeça, que tenia sin toca; antes

 

que se acabasse de vntar, me dixo que, ora se

 

 

 

 


                                               P.70

222 NOVELAS EXEMPLARES

quedasse su cuerpo en aquel aposento sin sen-

tido, ora desapareciesse del, que no me espan-

tasse, ni dexasse de aguardar alli hasta la ma-

ñana, porque sabria las nueuas de lo que me

quedaua por passar hasta ser hombre. Dixele,

5

baxando la cabeça, que si haria, y con esto

 

acabó su vntura, y se tendio en el suelo como

 

muerta. Llegué mi boca a la suya, y vi que no

 

respiraua poco ni mucho.

 

Vna verdad te quiero confessar, Cipion ami-

10

go, que me dio gran temor verme encerrado

 

en aquel estrecho aposento con aquella figura

 

delante, la qual te la pintaré como mejor su-

 

piere. Ella era larga de mas de siete pies; toda

 

era notomia de huesos, cubiertos con vna

15

piel negra, bellosa, y curtida; con la barriga,

 

que era de badana, se cubria las partes des-

 

honestas, y aun le colgaua hasta la mitad de

 

los muslos. Las tetas semejauan dos vejigas

 

de vaca secas y arrugadas, denegridos los la-

20

bios, traspillados los dientes, la nariz corba

 

y entablada, desencasados los ojos, la cabe-

 

ça desgreñada, las mexillas chupadas, angos-

 

ta la garganta, y los pechos sumidos. Final-

 

mente, toda era flaca y endemoniada. Puseme

25

de espacio a mirarla, y apriessa començo a

 

apoderarse de mi el miedo, considerando la

 

mala vision de su cuerpo y la peor ocupacion

 

de su alma. Quise morderla, por ver si boluia

 

en si, y no hallé parte en toda ella, que el

30

 

 

 


                                               P.71

COLOQUIO DE LOS PERROS 223

asco no me lo estoruasse; pero con todo esto

la assi de vn carcaño, y la saqué arras-

trando al patio; mas ni por esto dio muestras

de tener sentido.

Alli, con mirar el cielo y verme en parte an-

5

cha, se me quitó el temor, a lo menos se templó

 

de manera, que tuue animo de esperar a ver

 

en lo que paraua la yda y buelta de aquella

 

mala hembra, y lo que me contaua de mis su-

 

cessos. En esto me preguntaua yo a mi mismo:

10

¿quien hizo a esta mala vieja tan discreta y tan

 

mala? ¿de donde sabe ella quales son males

 

de daño, y quales de culpa? ¿como entiende y

 

habla tanto de Dios, y obra tanto del diablo?

 

¿como peca tan de malicia, no escusandose

15

con ignorancia?

 

En estas consideraciones se passó la noche,

 

y se vino el dia, que nos halló a los dos en mitad

 

del patio: ella no buelta en si, y a mi junto a ella

 

en cuclillas, atento, mirando su espantosa y fea

20

catadura. Acudio la gente del hospital, y vien-

 

do aquel retablo, vnos dezian: "Ya la bendita

 

Cañizares es muerta; mirad quan disfigurada

 

y flaca la tenia la penitencia"; otros mas consi-

 

derados la tomaron el pulso, y vieron que le

25

tenia, y que no era muerta, por do se dieron a

 

entender que estaua en extasis y arrobada de

 

puro buena. Otros huuo que dixeron: "Esta

 

puta vieja, sin duda deue de ser bruxa, y deue

 

de estar vntada, que nunca los Santos hazen

30

 

 

 


                                               P.72

224 NOVELAS EXEMPLARES

tan desonestos arrobos: y hasta aora en-

tre los que la conocemos, mas fama tiene de

bruxa, que de santa."

Curiosos huuo que se llegaron a hincarle

alfileres por las carnes, desde la punta hasta

5

la cabeça; ni por esso recordaua la dormilo-

 

na, ni boluio en si, hasta las siete del dia; y

 

como se sintio acribada de los alfileres, y mor-

 

dida de los carcañares, y magullada del arras-

 

tramiento fuera de su aposento, y a vista de

10

tantos ojos que la estauan mirando, creyo, y

 

creyo la verdad, que yo auia sido el autor de

 

su deshonra, y assi arremetio a mi, y echan-

 

dome ambas manos a la garganta, procuraua

 

ahogarme, diziendo: "¡O bellaco desagradeci-

15

do, ignorante y malicioso! ¿Y es este el pago

 

que merecen las buenas obras que a tu madre

 

hize, y de las que te pensaua hazer a ti?" Yo,

 

que me vi en peligro de perder la vida entre las

 

vñas de aquella fiera arpia, sacudime, y assien-

20

dole de las luengas faldas de su vientre, la

 

çamarreé y arrastré por todo el patio; ella daua

 

vozes que la librassen de los dientes de aquel

 

maligno espiritu. Con estas razones de la

 

mala vieja, creyeron los mas que yo deuia

25

de ser algun demonio de los que tienen ojeriza

 

continua con los buenos christianos, y vnos

 

 

 

 


                                               P.73

COLOQUIO DE LOS PERROS 225

acudieron a echarme agua bendita, otros no

osauan llegar a quitarme; otros dauan vozes,

que me conjurassen, la vieja gruñia, yo

apretaua los dientes, crecia la confussion,

y mi amo, que ya auia llegado al ruydo, se

5

desesperaua, oyendo dezir que yo era demonio.

 

Otros, que no sabian de exorcismos, acudieron

 

a tres o quatro garrotes, con los quales comen-

 

çaron a santiguarme los lomos; escociome la

 

burla, solte la vieja, y en tres saltos me puse

10

en la calle, y en pocos mas sali de la villa, per-

 

seguido de vna infinidad de muchachos, que

 

yuan a grandes vozes diziendo: "Apartense,

 

que rabia el perro sabio"; otros dezian: "No

 

rabia, sino que es demonio en figura de perro."

15

Con este molimiento, a campana herida, sali

 

del pueblo, siguiendome muchos, que indubi-

 

tablemente creyeron que era demonio, assi por

 

las cosas que me auian visto hazer, como por

 

las palabras que la vieja dixo, quando desperto

20

de su maldito sueño.

 

Dime tanta priessa a huyr, y a quitarme de-

 

lante de sus ojos, que creyeron que me auia

 

desparecido como demonio; en seis horas

 

anduue doze leguas, y llegué a vn rancho de

25

gitanos, que estaua en vn campo junto a Gra-

 

nada; alli me reparé vn poco, porque algunos

 

de los gitanos me conocieron por el perro sa-

 

bio, y con no pequeño gozo me acogieron y

 

 

 

 


                                               P.74

226 NOVELAS EXEMPLARES

escondieron en vna cueua, porque no me ha-

llassen, si fuesse buscado, con intencion, a lo

que despues entendi, de ganar conmigo, como

lo hazia el atambor mi amo. Veynte dias es-

tuue con ellos, en los quales supe y noté su vida

5

y costumbres, que, por ser notables, es forçoso

 

que te las cuente.

 

Cip. Antes, Bergança, que passes adelan-

 

te, es bien que reparemos en lo que te dixo

 

la bruxa, y aueriguemos si puede ser verdad

10

la grande mentira a quien das credito. Mira,

 

Bergança: grandissimo disparate seria creer

 

que la Camacha mudasse los hombres en bes-

 

tias, y que el sacristan, en forma de jumen-

 

to, la seruiesse los años que dizen que

15

la siruio. Todas estas cosas y las semejan-

 

tes, son embelecos, mentiras o apariencias

 

del demonio; y si a nosotros nos parece

 

aora que tenemos algun entendimiento y

 

razon, pues hablamos, siendo verdaderamen-

20

te perros o estando en su figura, ya hemos

 

dicho que este es caso portentoso y jamas

 

visto, y que aunque le tocamos con las ma-

 

nos, no le auemos de dar credito hasta tanto

 

que el sucesso del nos muestre lo que con-

25

uiene que creamos; ¿quiereslo ver mas claro?,

 

considera en quan vanas cosas y en quan

 

tontos puntos dixo la Camacha que consistia

 

nuestra restauracion. Y aquellas que a ti te

 

 

 

 


                                               P.75

COLOQUIO DE LOS PERROS 227

deuen parecer profecias, no son sino pa-

labras de consejas o cuentos de viejas, como

aquellos del cauallo sin cabeça y de la va-

rilla de virtudes con que se entretienen al fuego

las dilatadas noches del inuierno, porque, a ser

5

otra cosa, ya estauan cumplidas, si no es que

 

sus palabras se han de tomar en vn sentido que

 

he oydo dezir se llama al[e]gorico, el qual

 

sentido no quiere dezir lo que la letra suena,

 

sino otra cosa que, aunque diferente, le haga

10

semejança, y assi dezir:

 

Bolueran a su forma verdadera,

 

quando vieren con presta diligencia

 

derribar los soberuios leuantados

 

y alçar a los humildes abatidos,

15

por mano poderosa para hazello,

 

tomandolo en el sentido que he dicho, pare-

 

ceme que quiere dezir que cobraremos nuestra

 

forma quando vieremos que los que ayer es-

 

tauan en la cumbre de la rueda de fortuna, oy

20

estan hollados y abatidos a los pies de la des-

 

gracia, y tenidos en poco de aquellos que

 

mas los estimauan. Y assimismo, quando viere-

 

mos que otros, que no ha dos horas que no te-

 

nian deste mundo otra parte que seruir en el de

25

numero que acrecentasse el de las gentes, y

 

aora estan tan encumbrados sobre la buena

 

dicha, que los perdemos de vista; y si primero

 

 

 

 


                                               P.76

228 NOVELAS EXEMPLARES

no parecian por pequeños y encogidos, aora

no los podemos alcançar por grandes y leuan-

tados.

Y si en esto consistiera boluer nosotros a

la forma que dizes, ya lo hemos visto, y lo ve-

5

mos a cada paso, por do me doy a enten-

 

der que, no en el sentido alegorico, sino en el

 

literal se han de tomar los versos de la Cama-

 

cha, ni tampoco en este consiste nuestro reme-

 

dio, pues muchas vezes hemos visto la que

10

dizen y nos estamos tan perros como vees;

 

assi que la Camacha fue burladora falsa, y la

 

Cañizares embustera, y la Montiela tonta, ma-

 

liciosa y bellaca, con perdon sea dicho si acaso

 

es nuestra madre de entrambos o tuya, que yo

15

no la quiero tener por madre. Digo, pues, que

 

el verdadero sentido es vn juego de bolos, don-

 

de con presta diligencia derriban los que estan

 

en pie y bueluen a alçar los caydos, y esto por

 

la mano de quien lo puede hazer. Mira, pues,

20

si en el discurso de nuestra vida auremos visto

 

jugar a los bolos, y si hemos visto por esto auer

 

buelto a ser hombres, si es que lo somos.

 

Berg. Digo que tienes razon, Cipion herma-

 

no, y que eres mas discreto de lo que pensaua,

25

y de lo que has dicho vengo a pensar y creer

 

que todo lo que hasta aqui hemos passado y lo

 

que estamos passando es sueño, y que somos

 

perros; pero no por esto dexemos de gozar des-

 

te bien de la habla que tenemos y de la exce-

30

lencia tan grande de tener discurso humano

 

 

 

 


                                               P.77

COLOQUIO DE LOS PERROS 229

todo el tiempo que pudieremos; y assi no te

canse el oyrme contar lo que me passó con los

gitanos que me escondieron en la cueua.

Cip. De buena gana te escucho, por obligarte

a que me escuches quando te cuente, si el cielo

5

fuere seruido, los sucessos de mi vida.

 

Berg. La que tuue con los gitanos, fue consi-

 

derar en aquel tiempo sus muchas malicias, sus

 

embaymientos y embustes, los hurtos en que

 

se exercitan, assi gitanas como gitanos, desde

10

el punto casi que salen de las mantillas y saben

 

andar. ¿Vees la multitud que ay dellos esparzida

 

por España?, pues todos se conocen y tienen

 

noticia los vnos de los otros, y trasiegan y tras-

 

ponen los hurtos destos en aquellos y los de

15

aquellos en estos; dan la obediencia, mejor que

 

a su rey, a vno que llaman conde, al qual,

 

y a todos los que del suceden, tienen el sobre

 

nombre de Maldonado; y no porque vengan

 

del apellido deste noble linage, sino porque vn

20

page de vn cauallero deste nombre se enamoró

 

de vna gitana, la qual no le quiso conceder su

 

amor si no se hazia gitano y la tomaua por

 

muger. Hizolo assi el page, y agradó tanto a

 

los demas gitanos, que le alçaron por señor y le

25

dieron la obediencia; y como en señal de vas-

 

sallage le acuden con parte de los hurtos que

 

hazen, como sean de importancia.

 

Ocupanse, por dar color a su ociosidad, en

 

labrar cosas de hierro, haziendo instrumentos

30

con que facilitan sus hurtos, y assi los veras

 

 

 

 


                                               P.78

230 NOVELAS EXEMPLARES

siempre traer a vender por las calles tenazas,

barrenas, martillos, y ellas treuedes y vadi-

les. Todas ellas son parteras, y en esto lleuan

ventaja a las nuestras, porque sin costa ni ade-

rentes sacan sus partos a luz, y lauan las cria-

5

turas con agua fria en naciendo, y, desde que

 

nacen hasta que mueren, se curten y muestran

 

a sufrir las inclemencias y rigores del cielo; y

 

assi veras que todos son alentados bolteado-

 

res, corredores y bayladores. Casanse siempre

10

entre ellos, porque no salgan sus malas cos-

 

tumbres a ser conocidas de otros; ellas guar-

 

dan el decoro a sus maridos, y pocas ay que

 

les ofendan con otros que no sean de su ge-

 

neracion. Quando piden limosna, mas la sacan

15

con inuenciones y chocarrerias, que con deuo-

 

ciones, y a titulo que no ay quien se fie

 

dellas, no siruen y dan en ser holgazanas.

 

Y pocas, o ninguna vez, he visto, si mal no

 

me acuerdo, ninguna gitana a pie de altar co-

20

mulgando, puesto que muchas vezes he entrado

 

en las yglesias. Son sus pensamientos imaginar

 

como han de engañar y donde han de hurtar.

 

Confieren sus hurtos y el modo que tuuieron en

 

hazellos. Y assi vn dia conto vn gitano delante

25

de mi a otros vn engaño y hurto que vn dia

 

auia hecho a vn labrador; y fue que el gitano

 

tenia vn asno rabon, y en el pedaço de la cola

 

que tenia sin cerdas le ingirio otra peluda, que

 

parecia ser suya natural. Sacole al mercado,

30

 

 

 


                                               P.79

COLOQUIO DE LOS PERROS 23l

comprosele vn labrador por diez ducados, y en

auiendosele vendido y cobrado el dinero, le

dixo que si queria comprarle otro asno hermano

del mismo y tan bueno como el que lleuaua,

que se le venderia por mas buen precio. Res-

5

pondiole el labrador que fuesse por el y le tru-

 

xesse, que el se le compraria y que, en tanto

 

que boluiesse, lleuaria el comprado a su posa-

 

da. Fuese el labrador, siguiole el gitano y, sea

 

como sea, el gitano tuuo maña de hurtar al

10

labrador el asno que le auia vendido, y al mis-

 

mo instante le quitó la cola postiza y quedó

 

con la suya pelada. Mudole la albarda y jaqui-

 

ma, y atreuiose a yr a buscar al labrador para

 

que se le comprasse, y hallole antes que huuies-

15

se echado menos el asno primero, y a pocos

 

lances compró el segundo. Fuesele a pagar a

 

la posada, donde halló menos la bestia a la

 

bestia y, aunque lo era mucho, sospechó que

 

el gitano se le auia hurtado y no queria pagar-

20

le. Acudio el gitano por testigos, y truxo a los

 

que auian cobrado la alcauala del primer ju-

 

mento, y juraron que el gitano auia vendido al

 

labrador vn asno con vna cola muy larga, y muy

 

diferente del asno segundo que vendia. A todo

25

esto se halló presente vn alguazil, que hizo

 

las partes del gitano con tantas veras, que el

 

labrador huuo de pagar el asno dos vezes.

 

Otros muchos hurtos contaron, y todos, o los

 

mas, de bestias, en quien son ellos graduados y

30

en lo que mas se exercitan. Finalmente, ella es

 

 

 

 


                                               P.80

232 NOVELAS EXEMPLARES

mala gente, y aunque muchos y muy prudentes

juezes han salido contra ellos, no por esso se

enmiendan. A cabo de veynte dias me quisieron

lleuar a Murcia; passé por Granada, donde ya

estaua el capitan, cuyo atambor era mi amo.

5

Como los gitanos lo supieron, me encerraron en

 

vn aposento del meson, donde viuian; oyles

 

dezir la causa, no me parecio bien el viage que

 

lleuauan, y assi determiné soltarme, como lo

 

hize; y saliendome de Granada, di en vna huerta

10

de vn morisco, que me acogio de buena volun-

 

tad, y yo quedé con mejor, pareciendome que

 

no me querria para mas de para guardarle la

 

huerta, oficio a mi cuenta de menos trabajo que

 

el de guardar ganado. Y como no auia alli alter-

15

car sobre tanto mas, quanto al salario, fue cosa

 

facil hallar el morisco criado a quien mandar y

 

yo amo a quien seruir. Estuue con el mas de

 

vn mes, no por el gusto de la vida que tenia,

 

sino por el que me daua saber la de mi amo, y

20

por ella la de todos quantos moriscos viuen en

 

España. ¡O, quantas y quales cosas te pudiera

 

dezir, Cipion amigo, desta morisca canalla, si

 

no temiera no poderlas dar fin en dos semanas!,

 

y si las huuiera de particularizar, no acabara en

25

dos meses; mas, en efeto, aure de dezir algo, y

 

assi, oye en general lo que yo vi y noté en par-

 

ticular desta buena gente.

 

Por marauilla se hallara entre tantos vno que

 

crea derechamente en la sagrada ley christia-

30

na. Todo su intento es acuñar y guardar

 

 

 

 


                                               P.81

COLOQUIO DE LOS PERROS 233

dinero acuñado; y para conseguirle trabajan y

no comen; en entrando el real en su poder,

como no sea senzillo, le condenan a carcel

perpetua y a escuridad eterna. De modo que,

ganando siempre y gastando nunca, llegan y

5

amontonan la mayor cantidad de dinero que

 

ay en España. Ellos son su hucha, su polilla,

 

sus picazas y sus comadrexas; todo lo llegan,

 

todo lo esconden y todo lo tragan. Conside-

 

rese que ellos son muchos y que cada dia

10

ganan y esconden poco o mucho, y que vna

 

calentura lenta acaba la vida como la de vn ta-

 

bardillo, y como van creciendo, se van aumen-

 

tando los escondedores, que crecen y han de

 

crecer en infinito, como la experiencia lo mues-

15

tra. Entre ellos no ay castidad, ni entran en re-

 

ligion ellos ni ellas; todos se casan, todos multi-

 

plican, porque el viuir sobriamente aumenta

 

las causas de la generacion. No los consume la

 

guerra ni exercicio que demasiadamente los

20

trabaje. Robannos a pie quedo, y con los frutos

 

de nuestras heredades, que nos reuenden,

 

se hazen ricos. No tienen criados, porque

 

todos lo son de si mismos; no gastan con sus

 

hijos en los estudios, porque su ciencia no es

25

otra que la del robarnos. De los doze hijos

 

de Iacob, que he oydo dezir que entraron en

 

Egypto, quando los sacó Moysen de aquel cau-

 

tiuerio, salieron seyscientos mil varones, sin

 

 

 

 


                                               P.82

234 NOVELAS EXEMPLARES

niños y mugeres. De aqui se podra inferir lo

que multiplicarán las destos, que sin com-

paracion son en mayor numero.

Cip. Buscado se ha remedio para todos los

daños que has apuntado y bosquexado en som-

5

bra, que bien se que son mas y mayores los

 

que callas que los que cuentas, y hasta aora

 

no se ha dado con el que conuiene; pero zela-

 

dores prudentissimos tiene nuestra republica

 

que, considerando que España cria y tiene en

10

su seno tantas viuoras como moriscos, ayuda-

 

dos de Dios, hallarán a tanto daño cierta, presta

 

y segura salida. Di adelante.

 

Berg. Como mi amo era mezquino, como

 

lo son todos los de su casta, sustentauame con

15

pan de mijo y con algunas sobras de çaynas,

 

comun sustento suyo. Pero esta miseria me

 

ayudó a lleuar el cielo por vn modo tan estraño

 

como el que aora oyras. Cada mañana, jun-

 

tamente con el alua, amanecia sentado al pie

20

de vn granado, de muchos que en la huerta

 

auia, vn mancebo, al parecer estudiante, ves-

 

tido de bayeta, no tan negra ni tan peluda que

 

no pareciesse parda y tundida. Ocupauase en

 

escriuir en vn cartapacio, y de quando en quan-

25

do se daua palmadas en la frente y se mordia

 

las vñas, estando mirando al cielo; y otras

 

vezes se ponia tan imaginatiuo, que no mouia

 

pie ni mano, ni aun las pestañas, tal era su em-

 

 

 

 


                                               P.83

COLOQUIO DE LOS PERROS 235

belesamiento. Vna vez me llegué junto a el, sin

que me echasse de ver; oyle murmurar entre

dientes, y al cabo de vn buen espacio dio vna

gran voz, diziendo: "¡Viue el Señor, que es la

mejor octaua que he hecho en todos los dias de

5

mi vida!" Y escriuiendo apriessa en su carta-

 

pacio, daua muestras de gran contento, todo lo

 

qual me dio a entender que el desdichado era

 

poeta. Hizele mis acostumbradas caricias, por

 

assegurarle de mi mansedumbre. Echeme a sus

10

pies, y el, con esta seguridad, prosiguio en sus

 

pensamientos y tornó a rascarse la cabeça, y a

 

sus arrobos, y a boluer a escriuir lo que auia

 

pensado.

 

Estando en esto, entró en la huerta otro man-

15

cebo galan y bien adereçado, con vnos pa-

 

peles en la mano, en los quales de quando en

 

quando leia. Llegó donde estaua el primero, y

 

dixole: "¿Aueys acabado la primera jornada?"

 

"Aora le di fin", respondio el poeta, "la

20

mas gallardamente que imaginar se puede."

 

"¿De que manera?", preguntó el segundo. "Des-

 

ta", respondio el primero: "Sale su Santidad del

 

Papa vestido de pontifical, con doze Cardena-

 

les, todos vestidos de morado, porque, quando

25

sucedio el caso que cuenta la historia de mi

 

comedia, era tiempo de mutatio caparum, en

 

el qual los Cardenales no se visten de rojo,

 

sino de morado; y assi en todas maneras con-

 

uiene, para guardar la propiedad, que estos

30

 

 

 


                                               P.84

236 NOVELAS EXEMPLARES

mis Cardenales salgan de morado; y este es vn

punto que haze mucho al caso para la comedia;

y a buen seguro dieran en el, y assi hazen a

cada paso mil impertinencias y disparates.

Yo no he podido errar en esto, porque he leydo

5

todo el Ceremonial romano, por solo acertar en

 

estos vestidos." "¿Pues de donde quereys vos",

 

replicó el otro, "que tenga mi autor vestidos

 

morados para doze Cardenales?" "Pues si me

 

quita vno tan solo", respondio el poeta, "assi

10

le dare yo mi comedia, como volar. Cuerpo

 

de tal, ¿esta apariencia tan grandiosa se ha

 

de perder? Imaginad vos desde aqui lo que

 

parecera en vn teatro vn Sumo Pontifice con

 

doze graues Cardenales y con otros ministros

15

de acompañamiento, que forçosamente han de

 

traer consigo. ¡Viue el cielo!, que sea vno de

 

los mayores y mas altos espectaculos que se

 

aya visto en comedia, aunque sea la del rami-

 

llete de Daraja."

20

Aqui acabé de entender que el vno era poeta

 

y el otro comediante. El comediante aconsejó

 

al poeta que cercenasse algo de los Cardenales,

 

si no queria impossibilitar al autor el hazer la

 

comedia. A lo que dixo el poeta que le agra-

25

deciessen que no auia puesto todo el conclaue

 

que se halló junto al acto memorable que pre-

 

tendia traer a la memoria de las gentes en su

 

felicissima comedia. Riose el recitante, y dexole

 

 

 

 


                                               P.85

COLOQUIO DE LOS PERROS 237

en su ocupacion por yrse a la suya, que era

estudiar vn papel de vna comedia nueua. El

poeta, despues de auer escrito algunas coplas

de su magnifica comedia, con mucho sossiego

y espacio, sacó de la faldriquera algunos men-

5

drugos de pan y obra de veynte passas, que a

 

mi parecer entiendo que se las conte, y aun es-

 

toy en duda si eran tantas, porque juntamente

 

con ellas hazian bulto ciertas migajas de pan

 

que las acompañauan; sopló, y apartó las miga-

10

jas, y vna a vna se comio las passas y los pali-

 

llos, porque no le vi arrojar ninguno, ayudan-

 

dolas con los mendrugos que, morados con la

 

borra de la faldriquera, parecian mohosos, y

 

eran tan duros de condicion que, aunque el

15

procuró enternecerlos, passeandolos por la boca

 

vna y muchas vezes, no fue possible mouerlos

 

de su terquedad; todo lo qual redundó en mi

 

prouecho, porque me los arrojó, diziendo: "To,

 

to, toma, que buen prouecho te hagan." "Mi-

20

rad", dixe entre mi, "que nectar o ambrosia me

 

da este poeta, de los que ellos dizen que se

 

mantienen los dioses y su Apolo alla en el cie-

 

lo." En fin, por la mayor parte, grande es la

 

miseria de los poetas, pero mayor era mi ne-

25

cessidad, pues me obligó a comer lo que el

 

desechaua. En tanto que duró la composicion

 

de su comedia, no dexó de venir a la huerta ni

 

a mi me faltaron mendrugos, porque los repar-

 

tia conmigo con mucha liberalidad, y luego nos

30

yuamos a la noria donde, yo de bruzes y el

 

 

 

 


                                               P.86

238 NOVELAS EXEMPLARES

con vn cangilon, satisfaciamos la sed como

vnos monarcas.

Pero faltó el poeta y sobró en mi la hambre

tanto, que determiné dexar al morisco y entrar-

me en la ciudad a buscar ventura, que la halla

5

el que se muda. Al entrar de la ciudad, vi

 

que salia del famoso monasterio de San Gero-

 

nimo mi poeta, que, como me vio, se vino a

 

mi con los braços abiertos y yo me fui a el con

 

nueuas muestras de regozijo, por auerle ha-

10

llado. Luego al instante començo a desembau-

 

llar pedaços de pan, mas tiernos de los que solia

 

lleuar a la huerta, y a entregarlos a mis dientes,

 

sin repassarlos por los suyos: merced que con

 

nueuo gusto satisfizo mi hambre. Los tiernos

15

mendrugos, y el auer visto salir a mi poeta del

 

monasterio dicho, me pusieron en sospecha de

 

que tenia las musas vergonçantes, como otros

 

muchos las tienen. Encaminose a la ciudad, y

 

yo le segui, con determinacion de tenerle por

20

amo, si el quisiesse, imaginando que de las

 

sobras de su castillo se podia mantener mi real,

 

porque no ay mayor ni mejor bolsa que la de

 

la caridad, cuyas liberales manos jamas estan

 

pobres; y assi no estoy bien con aquel refran

25

que dize mas da el duro que el desnudo, como

 

si el duro y auaro diesse algo, como lo da el

 

liberal desnudo que, en efeto, da el buen desseo

 

 

 

 


                                               P.87

COLOQUIO DE LOS PERROS 239

quando mas no tiene. De lance en lance para-

mos en la casa de vn autor de comedias que,

a lo que me acuerdo, se llamaua Angulo el

malo, de otro Angulo, no autor, sino repre-

sentante, el mas gracioso que entonces tuuie-

5

ron y aora tienen las comedias. Iuntose toda

 

la compañia a oyr la comedia de mi amo, que

 

ya por tal le tenia; y, a la mitad de la jornada

 

primera, vno a vno y dos a dos se fueron salien-

 

do todos, excepto el autor y yo, que seruiamos

10

de oyentes. La comedia era tal que, con ser yo

 

vn asno en esto de la poesia, me parecio que

 

la auia compuesto el mismo Satanas para total

 

ruyna y perdicion del mismo poeta, que ya yua

 

tragando saliua, viendo la soledad en que el

15

auditorio le auia dexado, y no era mucho si el

 

alma presaga le dezia alla dentro la desgracia

 

que le estaua amenazando, que fue boluer todos

 

los recitantes, que passauan de doze, y, sin ha-

 

blar palabra, assieron de mi poeta y, si no

20

fuera porque la autoridad del autor, llena de

 

ruegos y vozes, se puso de por medio, sin duda

 

le mantearan.

 

Quedé yo del caso pasmado; el autor, des-

 

abrido; los farsantes, alegres, y el poeta, mohi-

25

no; el qual, con mucha paciencia, aunque algo

 

torcido el rostro, tomó su comedia y, encerran-

 

dosela en el seno, medio murmurando dixo:

 

"No es bien echar las margaritas a los puercos",

 

y con esto se fue con mucho sossiego; yo, de

30

 

 

 


                                               P.88

240 NOVELAS EXEMPLARES

corrido, ni pude ni quise seguirle, y acertelo,

a causa que el autor me hizo tantas caricias,

que me obligaron a que con el me quedasse, y

en menos de vn mes sali grande entremesista

y gran farsante de figuras mudas. Pusieronme

5

vn freno de orillos, y enseñaronme a que arre-

 

metiesse en el teatro a quien ellos querian,

 

de modo que, como los entremeses solian aca-

 

bar por la mayor parte en palos, en la com-

 

pañia de mi amo acabauan en çuçarme, y yo

10

derribaua y atropellaua a todos, con que daua

 

que reyr a los ignorantes y mucha ganancia a

 

mi dueño.

 

¡O, Cipion, quien te pudiera contar lo que vi

 

en esta y en otras dos compañias de comedian-

15

tes en que anduue!, mas por no ser possible re-

 

duzirlo a narracion sucinta y breue, lo aure de

 

dexar para otro dia, si es que ha de auer otro

 

dia en que nos comuniquemos. ¿Vees quan

 

larga ha sido mi platica? ¿Vees mis muchos y

20

diuersos sucessos? ¿Consideras mis caminos y

 

mis amos tantos?, pues todo lo que has oydo es

 

nada, comparado a lo que te pudiera contar de

 

lo que noté, auerigué y vi desta gente, su proce-

 

der, su vida, sus costumbres, sus exercicios, su

25

trabajo, su ociosidad, su ignorancia y su

 

agudeza, con otras infinitas cosas: vnas para

 

dezirse al oydo, y otras para aclamallas en pú-

 

blico, y todas para hazer memoria dellas y para

 

desengaño de muchos que idolatran en figuras

30

 

 

 


                                               P.89

COLOQUIO DE LOS PERROS 24l

fingidas y en bellezas de artificio y de transfor-

mación.

Cip. Bien se me trasluze, Bergança, el largo

campo que se te descubria para dilatar tu pla-

tica, y soy de parecer que la dexes para cuento

5

particular y para sossiego no sobresaltado.

 

Berg. Sea assi, y escucha. Con vna compañia

 

llegué a esta ciudad de Valladolid, donde en vn

 

entremes me dieron vna herida, que me llegó

 

casi al fin de la vida; no pude vengarme por

10

estar enfrenado entonces, y despues, a sangre

 

fria, no quise, que la vengança pensada arguye

 

crueldad y mal animo. Cansome aquel exerci-

 

cio, no por ser trabajo, sino porque veia

 

en el cosas que juntamente pedian enmienda y

15

castigo, y como a mi estaua mas el sentillo que

 

el remediallo, acorde de no verlo, y assi me

 

acogi a sagrado, como hazen aquellos que de-

 

xan los vicios quando no pueden exercitallos,

 

aunque mas vale tarde que nunca. Digo, pues,

20

que viendote vna noche lleuar la linterna con el

 

buen christiano Mahudes, te consideré con-

 

tento, y justa y santamente ocupado, y, lleno de

 

buena embidia, quise seguir tus pasos, y con

 

esta loable intencion me puse delante de Mahu-

25

des, que luego me eligio para tu compañero y

 

me truxo a este hospital; lo que en el me ha

 

sucedido, no es tan poco que no aya menester

 

espacio para contallo, especialmente lo que ohi

 

 

 

 


                                               P.90

242 NOVELAS EXEMPLARES

a quatro enfermos que la suerte y la necessi-

dad truxo a este hospital, y a estar todos qua-

tro juntos en quatro camas apareadas. Perdo-

name, porque el cuento es breue y no sufre

dilacion, y viene aqui de molde.

5

Cip. Si perdono; concluye, que, a lo que creo,

 

no deue de estar lexos el dia.

 

Berg. Digo que en las quatro camas que es-

 

tan al cabo desta enfermeria, en la vna estaua

 

vn alquimista, en la otra vn poeta, en la otra vn

10

matematico, y en la otra vno de los que llaman

 

arbitristas.

 

Cip. Ya me acuerdo auer visto a essa bue-

 

na gente.

 

Berg. Digo, pues, que vna siesta de las del

15

verano passado, estando cerradas las ventanas,

 

y yo cogiendo el ayre debaxo de la cama del

 

vno de ellos, el poeta se començo a quexar las-

 

timosamente de su fortuna; y preguntandole el

 

matematico de que se quexaua, respondio que

20

de su corta suerte. "¿Como, y no sera razon que

 

me quexe", prosiguio, "que auiendo yo guar-

 

dado lo que Horacio manda en su Poetica, que

 

no salga a luz la obra que despues de com-

 

puesta no ayan passado diez años por ella,

25

y que tenga yo vna de veynte años de ocupa-

 

cion y doze de passante, grande en el sujeto,

 

admirable y nueua en la inuencion, graue en

 

el verso, entretenida en los episodios, maraui-

 

llosa en la diuision, porque el principio respon-

30

de al medio y al fin, de manera que constituyen

 

 

 

 


                                               P.91

COLOQUIO DE LOS PERROS 243

el poema alto, sonoro, heroyco, deleytable y

sustancioso, y que con todo esto no hallo vn

principe a quien dirigirle? Principe, digo,

que sea inteligente, liberal y magnanimo. ¡Mi-

sera edad y deprauado siglo nuestro!"

5

"¿De que trata el libro?", preguntó el alqui-

 

mista. Respondio el poeta: "Trata de lo que dexó

 

de escriuir el arçobispo Turpin del rey Artus de

 

Inglaterra, con otro suplemento de la historia

 

de la demanda del santo Brial, y todo en

10

verso heroyco, parte en octauas y parte en

 

verso suelto; pero todo esdruxulamente, digo

 

en esdruxulos de nombres sustantiuos, sin ad-

 

mitir verbo alguno."

 

"A mi", respondio el alquimista, "poco se me

15

entiende de poesia, y assi no sabre poner en

 

su punto la desgracia de que vuessa merced

 

se quexa, puesto que, aunque fuera mayor, no

 

se ygualaua a la mia, que es que, por faltarme

 

instrumento, o vn principe que me apoye y me

20

de a la mano los requisitos que la ciencia de

 

la alquimia pide, no estoy aora manando en oro

 

y con mas riquezas que los Midas, que los Cra-

 

sos y Cresos." "¿Ha hecho vuessa merced",

 

dixo a esta sazon el matematico, "señor alqui-

25

mista, la experiencia de sacar plata de otros

 

metales?" "Yo", respondio el alquimista, "no

 

la he sacado hasta agora; pero realmente

 

 

 

 


                                               P.92

244 NOVELAS EXEMPLARES

se que se saca, y a mi no me faltan dos meses

para acabar la piedra filosofal, con que se pue-

de hazer plata y oro de las mismas piedras."

"¡Bien han exagerado vuessas mercedes sus

desgracias!", dixo a esta sazon el matematico;

5

"pero al fin el vno tiene libro que dirigir, y el

 

otro esta en potencia propincua de sacar la

 

piedra filosofal; mas ¿que dire yo de la mia,

 

que es tan sola que no tiene donde arrimarse?

 

Veynte y dos años ha que ando tras hallar el

10

punto fixo, y aqui lo dexo y alli lo tomo, y

 

pareciendome que ya lo he hallado, y que no

 

se me puede escapar en ninguna manera, quan-

 

do no me cato, me hallo tan lexos del, que me

 

admiro; lo mismo me acaece con la quadratura

15

del circulo, que he llegado tan al remate de

 

hallarla, que no se, ni puedo pensar, como

 

no la tengo ya en la faldriquera; y assi es

 

mi pena semejable a las de Tantalo, que esta

 

cerca del fruto y muere de hambre, y propin-

20

quo al agua y perece de sed. Por momentos

 

pienso dar en la coyuntura de la verdad, y por

 

minutos me hallo tan lexos della, que bueluo

 

a subir el monte que acabé de baxar con el

 

canto de mi trabajo acuestas, como otro nueuo

25

Sisifo."

 

Auia hasta este punto guardado silencio el

 

arbitrista, y aqui le rompio, diziendo: "Quatro

 

quexosos tales, que lo pueden ser del gran

 

turco, ha juntado en este hospital la pobreza,

30

 

 

 


                                               P.93

COLOQUIO DE LOS PERROS 245

y reniego yo de oficios y exercicios, que ni en-

tretienen, ni dan de comer a sus dueños. Yo,

señores, soy arbitrista, y he dado a su Mages-

tad, en diferentes tiempos, muchos y diferentes

arbitrios, todos en prouecho suyo y sin daño

5

del reyno, y aora tengo hecho vn memorial,

 

donde le suplico me señale persona con quien

 

comunique vn nueuo arbitrio que tengo, tal,

 

que ha de ser la total restauracion de sus em-

 

peños. Pero, por lo que me ha sucedido con

10

otros memoriales, entiendo que este tam-

 

bien ha de parar en el carnero. Mas porque

 

vuessas mercedes no me tengan por men-

 

tecapto, aunque mi arbitrio quede desde este

 

punto publico, le quiero dezir, que es este: hase

15

de pedir en Cortes que todos los vassallos de

 

su Magestad, desde edad de catorze a sesenta

 

años, sean obligados a ayunar vna vez en el

 

mes a pan y agua, y esto ha de ser el dia que

 

se escogiere y señalare, y que todo el gasto

20

que en otros condumios de fruta, carne y pes-

 

cado, vino, hueuos y legumbres, que han de

 

gastar aquel dia, se reduzga a dinero y se de a

 

su Magestad, sin defraudalle vn ardite, so cargo

 

de juramento; y con esto, en veynte años que-

25

da libre de socaliñas y desempeñado. Porque

 

si se haze la cuenta, como yo la tengo hecha,

 

bien ay en España mas de tres millones de per-

 

sonas de la dicha edad, fuera de los enfermos

 

mas viejos, o mas muchachos, y ninguno destos

30

 

 

 


                                               P.94

246 NOVELAS EXEMPLARES

 

dexará de gastar, y esto contado al menorete, cada dia real y medio, y yo quiero que sea no

mas de vn real, que no puede ser menos, aun-

que coma alholuas; pues ¿pareceles a vs. ms.

que seria barro tener cada mes tres millones de

5

reales como ahechados? Y esto antes seria pro-

 

uecho que daño a los ayunantes, porque con el

 

ayuno agradarian al cielo y seruirian a su rey,

 

y tal podria ayunar, que le fuesse conuenien-

 

te para su salud. Este es arbitrio limpio de

10

poluo y de paja, y podriase coger por parro-

 

quias, sin costa de comissarios, que destruyen

 

la republica." Riyeronse todos del arbitrio y del

 

arbitrante, y el tambien se riyo de sus dispara-

 

tes, y yo quedé admirado de auerlos oydo, y de

15

ver que, por la mayor parte, los de semejantes

 

humores venian a morir en los hospitales.

 

Cip. Tienes razon, Bergança; mira si te queda

 

mas que dezir.

 

Berg. Dos cosas no mas, con que daré fin a

20

mi platica, que ya me parece que viene el dia.

 

Yendo vna noche mi mayor a pedir limosna en

 

casa del corregidor desta ciudad, que es vn gran

 

cauallero y muy gran christiano, hallamosle

 

solo, y pareciome a mi tomar ocasion de aque-

25

lla soledad para dezirle ciertos aduertimien-

 

tos, que auia oydo dezir a vn viejo enfermo des-

 

te hospital, acerca de como se podia remediar

 

la perdicion tan notoria de las moças vagamun-

 

 

 

 


                                               P.95

COLOQUIO DE LOS PERROS 247

das, que, por no seruir, dan en malas, y tan

malas, que pueblan dos veranos todos los

hospitales de los perdidos que las siguen; plaga

intolerable, y que pedia presto y eficaz reme-

dio. Digo que, queriendo dezirselo, alcé la

5

voz, pensando que tenia habla, y en lugar de

 

pronunciar razones concertadas, ladré con tanta

 

priessa y con tan leuantado tono, que, enfada-

 

do el corregidor, dio vozes a sus criados que

 

me echassen de la sala a palos; y vn lacayo,

10

que acudio a la voz de su señor, que fuera me-

 

jor que por entonces estuuiera sordo, assio

 

de vna cantimplora de cobre que le vino a la

 

mano, y diomela tal en mis costillas, que hasta

 

aora guardo las reliquias de aquellos golpes.

15

Cip. ¿Y quexaste desso, Bergança?

 

Berg. ¿Pues no me tengo de quexar, si hasta

 

aora me duele, como he dicho, y si me pa-

 

rece que no merecia tal castigo mi buena in-

 

tencion?

20

Cip. Mira, Bergança, nadie se ha de meter

 

donde no le llaman, ni ha de querer vsar del

 

oficio que por ningun caso le toca. Y has de

 

considerar que nunca el consejo del pobre, por

 

bueno que sea, fue admitido; ni el pobre humil-

25

de ha de tener presumpcion de aconsejar a los

 

grandes y a los que piensan que se lo saben

 

todo. La sabiduria en el pobre esta assombra-

 

da, que la necessidad y miseria son las som-

 

 

 

 


                                               P.96

248 NOVELAS EXEMPLARES

bras y nubes que la escurecen; y si acaso se

descubre, la juzgan por tontedad y la tratan

con menosprecio.

Berg. Tienes razon, y escarmentando en mi

cabeça, de aqui adelante seguire tus consejos.

5

Entré assimismo otra noche en casa de vna se-

 

ñora principal, la qual tenia en los braços vna

 

perrilla destas que llaman de falda, tan peque-

 

ña que la pudiera esconder en el seno, la

 

qual, quando me vio, saltó de los braços de su

10

señora y arremetio a mi ladrando, y con tan

 

gran denuedo, que no paró hasta morderme de

 

vna pierna. Boluila a mirar con respecto y

 

con enojo, y dixe entre mi: "¡Si yo os cogiera,

 

animalexo ruyn, en la calle, o no hiziera

15

caso de vos, o os hiziera pedaços entre los dien-

 

tes!" Consideré en ella que hasta los cobardes

 

y de poco animo son atreuidos e insolentes

 

quando son fauorecidos, y se adelantan a ofen-

 

der a los que valen mas que ellos.

20

Cip. Vna muestra y señal dessa verdad que

 

dizes, nos dan algunos hombrezillos que a la

 

sombra de sus amos se atreuen a ser insolentes.

 

Y si acaso la muerte, o otro accidente de fortu-

 

na, derriba el arbol donde se arriman, luego se

25

descubre y manifiesta su poco valor, porque,

 

en efeto, no son de mas quilates sus prendas

 

que los que les dan sus dueños y valedores; la

 

virtud y el buen entendimiento siempre es vna

 

 

 

 


                                               P.97

COLOQUIO DE LOS PERROS 249

y siempre es vno, desnudo o vestido, solo o

acompañado. Bien es verdad que puede pade-

cer acerca de la estimacion de las gentes, mas

no en la realidad verdadera de lo que merece

y vale. Y con esto pongamos fin a esta platica,

5

que la luz que entra por estos resquicios mues-

 

tra que es muy entrado el dia, y esta noche que

 

viene, si no nos ha dexado este grande benefi-

 

cio de la habla, sera la mia, para contarte mi

 

vida.

10

Berg. Sea ansi, y mira que acudas a este

 

mismo puesto.

 

El acabar el coloquio el licenciado, y el des-

 

pertar el alferez, fue todo a vn tiempo, y el licen-

 

ciado dixo:

15

"Aunque este coloquio sea fingido y nunca

 

aya passado, pareceme que esta tan bien

 

compuesto, que puede el señor alferez passar

 

adelante con el segundo."

 

"Con esse parecer", respondio el alferez, "me

20

animare y disporne a escriuirle, sin ponerme

 

mas en disputas con v. m. si hablaron los pe-

 

rros o no."

 

A lo que dixo el licenciado:

 

"Señor alferez, no boluamos mas a essa dis-

25

puta; yo alcanço el artificio del coloquio y la

 

inuencion, y basta; vamonos al Espolon a

 

 

 

 


                                               P.98

250 NOVELAS EXEMPLARES

recrear los ojos del cuerpo, pues ya he recreado

los del entendimiento."

"Vamos", dixo el alferez; y con esto se

fueron.

FIN

5

E N M A D R I D,

 

Por Iuan de la Cuesta.

 

Año M. D C. XIII.

 

 

Índice - Presentación- Participantes - Contexto Crítica Social - Estructura - BrujeríaRelación con otros textos - DicotomíasRecursos narrativos - Bibliografía Coordinadoras

Página mantenida por Università Cattolica de Milan, Italia
Diseño y digitalización: Copyright
© e-RADAELLI 2000