El Romancero Viejo
Los
recursos estilísticos
Los
recursos formales más frecuentes en el Romancero
Viejo son: la repetición, la enumeración y la antítesis.
La Repetición
Puede
ser sintáctica y producirse entre dos hemistiquios de un mismo verso o entre
dos versos o entre un grupo de versos. la repetición semántica puede referirse
a las palabras (“tate, tate”; “Abenamar, Abenamar”; „por Castilla, por Castilla”). El
paralelismo se puede dar por sinonimia o por inversión. La repetición fónica es
más frecuente en los diálogos.
Antítesis
Es
utilizada para expresar una oposición (usando términos antitéticos) o una
diferencia (términos no antitéticos). Una oposición puede ser “traje cortesano/
traje de guerra”; “son de paz/ son de guerra”; “todos se visten de verde, el
obispo se viste de blanco y azul”. La antítesis puede seguir un esquema
sintáctico-temático: la singularización:”todos/ el”; la oposición temporal:
“ayer/ hoy”; alternativas: “si/ si”; negación/afirmación; a veces aparece
libre: “venga abajo, venga arriba”.
Enumeración
Hay
pocos romances que no la utilizan,
porque caracteriza o informa, colma nuestro deseo de nombrar y detallar la
realidad, respondiendo así a necesidades del creador y del oyente. Puede ser
exhaustiva (distributiva) o se pueden nombrar simplemente los elementos más
representativos del todo: “blanca, rubia y colorada”.
Invocaciones: los juramentos
Típicos son algunos números: 3, 7,, 2, 30, 100, 300.
Tiempos verbales: alternancia de las dos
formas verbales: presente/pretérito (que animan la narración).