"Viejas
Historias"
Soledad
Puértolas
Análisis
de Lorenzo
Aresi y Valentina Fiorentini
Soledad
Puértolas nació en Zaragoza en 1947. Se trasladó joven a Madrid donde estudió
literatura y periodismo. Actualmente reside en Pozuelo de Alarcón (Madrid).
Como escritora se dio a conocer con El bandido doblemente armado, que
ganó el “Premio Sésamo” de novela en 1979. En el ámbito narrativo ha publicado
otras cinco novelas: Burdeos (1986), Todos mienten (1988), Queda
la noche (1989, “Premio Planeta”), Días de Arenal (1992) y Si al
atardecer llegara el mensajero (1995). Ha publicado también dos volúmenes
de cuentos: Una enfermedad moral (1983) y La corriente del golfo (1993),
un volumen de textos autobiográficos: Recuerdos de otra persona (1996) y
dos relatos para un público juvenil: La sombra de una noche (1986) y El
corrido de los animales (1988). La vida oculta (1993) ganó el
“Premio Anagrama” de Ensayo, con una excelente acogida por parte de los
lectores y la crítica. Sus libros han sido traducidos al francés, al portugués,
al italiano, al alemán y al inglés.
El
cuento “Viejas Historias”, publicado en la antología Cuento español
contemporáneo (Cátedra, 1997), era inédito.
Léxico
La autora
no utiliza un léxico rebuscado, sino coloquial. De hecho, en la segunda mitad
del cuento prevalen los diálogos. Las palabras pertenecen a los campos
semánticos del altercado (sobre todo en la primera parte del cuento, por
ejemplo con los verbos “gritar”, “insultar” y “maldecir”, y con las expresiones
“explosión emocional”, “eran inequívocamente dos mujeres después de una
batalla”); de la reconciliación (“súbita reconciliación”, “perfecta convivencia
e idílico acuerdo”), de la medicina (como las metáforas “creo que estaba un
poco inmunizada” y “la armonía en el amor es indiscutiblemente terapéutica”), y
de la pesadumbre (por ejemplo, “ahogar aquel atisbo de esperanza”).
Morfología
y sintaxis
Desde
el punto de vista sintáctico, el cuento se puede dividir en dos partes. En la
primera mitad prevale la hipotaxis, es decir periodos caracterizados por
oraciones subordinadas, que contribuyen a vehicular el sentido de opresión que
grava sobre la narradora por la turbulenta relación entre su hermana y el ex-marido
de ésta. En cambio, en la segunda mitad del cuento prevale el diálogo y la
sintaxis se vuelve más llana, con la preponderancia de parataxis. Se puede
observar también la recurrencia de la figura retórica del asíndeton que,
eliminando las conjunciones, confiere más concisión y eficacia al periodo (por
ejemplo, “para evitar volver a pensar en Ernesto, para estar rodeada de gente,
para no sacar las peores conclusiones sobre su vida”; “mientras me dirigía
hacia su casa en su búsqueda me decía que era ya hora de tomar una medida, de
consultar a un médico”; “Lo primero que me asombró fue que aquel timbre tan
conocido no sonaba con ansiedad, no era un grito, una llamada de urgencia.
Tenía una cadencia lenta, de cansancio”; “Temblaba, no se había afeitado, me miraba
fijamente bajo el mechón de pelo mojado”; “Éste no, decía, tiene demasiada luz,
aquí hay demasiada gente, éste es horroroso...”; “Anduvimos mucho rato,
cobijados bajo mi paraguas, envueltos en el ruido de la lluvia, hablando cada
uno sin escucharnos demasiado, contando retazos de vida y de ilusiones,
sosteniéndonos mutuamente”).
Análisis retórico
Se
pueden encontrar muchas figuras retóricas. Nosotros las dividimos en figuras
propias y tropos.
Anáfora: “para evitar volver a pensar en Ernesto, para estar rodeada de gente,
para no sacar las peores conclusiones sobre su vida”; “Tantas veces se había
dado esa situación y tantas veces la había arrojado de mi cabeza”; “Ahora
empezaba su verdadera separación, ahora tenía que adaptarse a su nueva vida”;
“Tal vez no quiera hacerlo. Tal vez me haya cansado de ayudarte”.
Poliptoton (repetición de una parte del discurso en formas
diferentes): “Cuando Alicia te molestaba y querías que se fuera de tu casa, me
llamabas para que me la llevara a la mía. Ahora que no quiere verte, me llamas
para llorar sobre mi hombro” (la estructura que se repite es: oración temporal
+ me "llamar" + oración final).
Polisíndeton (repetición de una conjunción para conectar las partes
del discurso): “Al fin, se decidió, un poco resignado, y entramos y nos
sentamos y pedimos algo de beber”.
Símil: “Realizaba estudios ecológicos, lo que para Ernesto era algo así como su
caballo de batalla”; “lloraban, las dos, muy espectacularmente, como si se
tratara de una competición”; “como si nada hubiera pasado y ella fuera la tía
soltera y alegre de las novelas rosas”.
Metáfora: “Su vida se estaba convirtiendo en un infierno”; “Tenían razón, a pesar de
su tono misionero”; “sin que aparentemente nada quedara en pie entre ellos”;
“explosión emocional”; “eran, inequívocamente, dos mujeres después de una
batalla”; “parecía no tener ya ningún deseo de poner punto final a aquella
reunión”; “hasta yo podía sentir algo parecido, mucho más tibio y controlado”;
“Bastante más sensata que Alicia, mayor y más experimentada, yo conseguía
ahogar aquel atisbo de esperanza”; “pero mi pobre y obstinada hermana se
quedaba [...] atrapada”; “turbulencias emocionales”; “Tantas veces se había
dado esa situación y tantas veces la había arrojado de mi cabeza, que creo que
estaba un poco inmunizada”; “consciente de que [...] la armonía en el amor, es
indiscutiblemente terapéutica”; “Cuando se fue, en una huida que a todos nos pareció
muy razonable, no consideró necesario hacérmelo saber”; “Creo que me pasé de
rosca”; “contando retazos de vida”.
Metonimia: “La llamada desesperada de Ernesto”. Es una metonimia
porque atribuye a la llamada una calidad que se refiere a su autor (Ernesto),
pero puede ser considerada también una prosopopeya, porque atribuye una calidad
humana - el ser desesperado - a un objeto inanimado - la llamada telefónica.
Hipérbole: “En aquel estado de perfecta convivencia e idílico
acuerdo”.
Pregunta retórica: “¿No te parece extraño que no te ha a dicho nada?”; “Soy ya bastante mayor, ¿no crees?”; “¿No crees que eso es muy cómodo?”.
Sentencias (frases de aparente sabiduría): “Se añora en el mismo
momento en que se pierde, y sólo entonces parece el mejor don que pueda
obtenerse sobre la tierra. Entre tanto, no se piensa en ella porque ése es su
regalo. En la verdadera calma no cabe el análisis”.
Resumen:
Cada vez que hace una de sus visitas periódicas a su ex-marido Ernesto,
Alicia tiene una crisis nerviosa y él está compelido a llamar a su hermana (la
narradora), para que se la lleve a su casa. Alicia se confía con su hermana,
diciendo que esas escenas son la única manera para seguir viendo a Ernesto que
le atrae mucho: Ernesto fue también novio de la narradora antes de que su
hermana se lo quitara, pero ella no tiene rencor y se preocupa cada vez que
Ernesto la llama por las explosiones emocionales de Alicia.
Ernesto
va a vivir a Avilés con Rosana, su nueva novia, y espera que esas escenas terminen,
pero un buen día Alicia se presenta con una maleta y quiere quedarse allí para
convencerse de que no hay nada entre ellos. Ernesto la echa de casa de mala
manera, pero algunos días después llama a la narradora porque está buscando a
Alicia sin lograr encontrarla. La narradora se preocupa sin motivo: de hecho el
lunes siguiente Alicia aparece y dice que se fue de viaje con un chico y no
entiende por qué se han preocupado tanto.
Después
de un periodo de calma Ernesto va a casa de la narradora para desahogarse con
ella. Van a un bar para hablar y él le dice que Alicia lo ha dejado: había
necesitado que Alicia lo dejara para darse cuenta de que la quería. La
narradora se conmueve, no sin asombro porque creía que era Ernesto el que había
dejado a Alicia, y trata de tranquilizarlo.
Asunto: En ese cuento
se puede encontrar un asunto literario y un asunto autobiográfico.
De hecho en una
entrevista en Internet, la autora afirma que le pesa mucho la realidad y que no
se siente capaz ni le interesa suficientemente describirla: “lo que necesito es
la realidad interior”. Es decir, la autora quiere romper con el realismo
para recobrar una dimensión de interioridad. Se puede encontrar también una
referencia a la vida de la autora en la figura de Alicia, la hermana de la
narradora. En la misma entrevista, la autora confiesa que sus novelas presentan
frecuentemente a "mujeres viajeras" porque ella no es buena viajera,
sufre mucho viajando, necesita muchas cosas seguras a su alrededor: “con lo
cual yo veo que soy una persona que necesita muchas seguridades, quizás, por
eso, he necesitado crear personajes femeninos viajeros, personajes que fueran
lo desconocido para mí”. En efecto, en el cuento Alicia decide irse con un
chico sin decir nada a nadie.
Tema: El tema principal
de ese cuento es la fugacidad del amor. El cuento nos presenta figuras de plena
actualidad, que entablan lazos afectivos dentro de un contexto de liberación,
cuyas características privativas parecen ser la fugacidad y la inseguridad.
Motivo: No hay ningún
motivo tradicional.
Leitmotiv: En este cuento
se puede encontrar el leitmotiv de las llamadas de Ernesto, que de ordinario
molesta a la narradora para ponerla al tanto de las crisis nerviosas de su
hermana y para desahogarse.
Tópico: Se puede encontrar
el tópico del triángulo amoroso que funciona a modo de pauta estructural para
el cuento.
Emblema: No hay ningún
emblema.
Contenido: El contenido
de ese cuento se puede resumir en la imposible previsión del juego de amor y en
la necesidad de aceptar que éste pueda no ser eterno.
Secuencias
textuales
Planos
narrativos
R1
Ernesto llama a la narradora porque no logra encontrar a Alicia después de un
altercado. Cuando Alicia aparece, Ernesto dice a la narradora que su hermana lo
ha dejado y ella trata de sostenerlo.
R2
Altercados entre Ernesto y su ex-mujer Alicia con intervención de la narradora.
R3 Ernesto
va a vivir a Avilés con Rosana; visita de Alicia que desaparece después de ser
expulsada de casa.
R4
Rosana logra ser una actriz.
R5
Historia entre Alicia y Ernesto.
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D E |
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A C |
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B |
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F G |
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I K H J
L |
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LL M N ñ O P Q R RR |
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Z a b c d e f g l |
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h |
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U |
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T V |
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S X W Y
i j |
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K |
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ll m n ñ o p q r rr |
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s t u v w x y z A1 B1
C1 D1 E1 |
a1
Orden
El
cuento se coloca en el ámbito de la anacronía. De hecho se pueden encontrar
muchas discordancias entre el orden del texto y el orden de la historia:
analépsis (como las secuencias que se refieren a la relación sentimental entre
Ernesto y Alicia - DEACB) y prolépsis (a1). Todas las analépsis son internas
homodiegéticas completivas, porque todas están incluidas dentro del relato
principal y todas influyen sobre la historia y llenan un vacío en la narración.
La prolépsis puede ser considerada interna completiva, aunque aparentemente no
tiene que ver con el relato principal (de hecho explica que Rosana va a
separarse de Ernesto, porque él aún estaba enamorado de Alicia). El cuento
tiene un final abierto, por lo tanto se puede hablar de elipsis.
Duración
El
texto tiene una duración diferente de la historia, por lo tanto hay
anisocronía. En particular, como el tiempo del relato es infinitamente inferior
que tiempo de la historia, se habla de elípsis determinada (la autora declara
las partes de la historia que omite en el relato, más o menos abiertamente).
Frecuencia
Las secuencias desde F hasta RR (es decir el R2) son iterativas, porque lo
que ha ocurrido n veces es contado una vez. Lo demás es singulativo,
porque lo que ha ocurrido una vez es contado una vez.