Introducción y entorno histórico de Claudio Rodríguez.
La generación del ’50.
Hacia la década de los año cincuenta, la dictadura de Franco comienza una apertura política y esto se reflejará en la literatura. La dictadura ejercía una dura censura contra el cine, la radio, las manifestaciones de masa, mientras que en la literatura era más relajada. En esta década la economía también sufre profundos cambios, comienza a orientarse hacia el progreso tecnológico. Contemporáneamente España inicia su desarrollo en el campo del turismo, especialmente en el turismo alemán: esto traerá como consecuencia una evolución en las costumbres de la sociedad. Al mismo tiempo, los grandes centros urbanos comienzan a expandirse, debido al éxodo masivo del campo, y al formarse una clase media de mentalidad más liberal.
En 1966 se promulga una nueva ley de prensa que permite la entrada de la literatura extranjera y la lectura de autores como: García Lorca, Alberti y Neruda. Surgen nuevas revistas de poesía y el premio literario Adonais adquiere renombre.
Se crean las condiciones para el nacimiento de una nueva generación poética, formada por poetas nacidos entre 1924 y 1939.
La mayoría de los poetas de la Generación del ’50 frecuenta la Universidad.
En 1963 aparece "Poesía última", antología de Francisco Ribes que contiene las poesías de autores como Eladio Caballero, Ángel González, Claudio Rodríguez, Carlos Sahagún y José Ángel Valente, poetas que se rebelan contra la noción de poesía como comunicación. Hasta ahora la poesía del posguerra había luchado contra el lenguaje simple de la comunicación directa y cotidiana. Si embargo esta posición comienza a ser desterrada en 1963, cuando Carlos Barral, importante editor, además de destacado poeta y crítico, se atreve a publicar libros de autores españoles y extranjeros mal vistos por el régimen. Barral condena el énfasis del mensaje, negando la existencia de cualquier significado anterior a la publicación y trasmisión del texto al lector.
La nueva poesía se caracterizará del punto de vista técnico por la utilización de sistemas de imágenes o de esquemas simbólicos, por su manera de organizar el vocabulario, de estructurar el material narrativo, de emplear el tema o el punto de vista, y de construir correspondencias intertextuale, además de introducir una ruptura de los límites o de la frontera entre los géneros.
Escuela castellana.
Aunque muchos nacieron fuera de Madrid, será en esta ciudad en que estudiarán y desarrollarán su actividad. Entre los integrantes de esta escuela se puede citar a: José Ángel Valente, Carlos Bousoño, Ángel González, Carlos Sahagún y Gloria Fuertes.
Escuela andaluza.
Hacia mediados de la década de los años ’50, Barcelona es la ciuda europea por excelencia, Madrid queda relegada a un segundo plano. El resurgimiento de esta ciudad se debe esencialmente al gran crecimiento industrial de Cataluña. Barcelona se convierte en una ciudad efervescente del punto de vista cultural que se abre a las corrientes culturales internacionales.
En campo literario es muy importante el trabajo de traducción, y hay que recordar que en muchas ocasiones Barcelona desafía a la censura editando libros considerados peligrosos o atrevidos, muchas veces prohibidos por la censura. El núcleo central de esta actividad es la editorial Seix Barral, que, con un audaz campaña que abarca toda España, traduce y edita especialmente a autores del "realismo crítico" español, por ejemplo el libro "Tiempo de silencio" de José Luis Martín Santo, obra maestra de la narrativa que se vale de una experimentación lingüística para expresar el juego del tiempo, a través de ésta describe una realidad social en forma sumamente crítica.
Así se origina la escuela de Barcelona, a la que pertenecen Carlos Barral, José Augustín Goytisolo y Jaime Gil de Biedma. Éstos autores se diferencian de los castellanos por su extracción social: los del grupo de Barcelona son miembros de la alta burguesía catalana, por lo tanto, de diversa formación cultural, dado que la mayoría de ellos se ha educado en colegios de jesuitas. Sin embargo, educarse en España en la década de los años ’40 equivalía a quedarse rezagados. Por eso, en cuanto terminaban sus estudios, cumplían el viaje al extranjero, sobre todo iban a Londres y a París. Muchos de ellos viajaban a Roma, con la finalidad de descubrir su propia cultura en la cultura italiana.
Todos estos autores se caracterizan por ser de izquierdas y poseer un concepto de literatura más amplio y cosmopolita.
Puntos esenciales de la generación del ’50
Dos antologías que indican la pertenencia al grupo.
Denominaciones: Carlos Bousoño llama al grupo "Segunda generación poética del posguerra"; Philip Silver "Generación Rodríguez-Brines", excluyendo a los catalanes; José Jiménez "Promoción del ‘60"; Andrew Debicky "Generación de 1956-1971"; Juan García Hortelano "Grupo poético de los del ‘50".
Formación del grupo.
Barral acepta formar parte de este grupo, mientras que González y Rodríguez se niegan. Brines, Caballero Bonald y Valente lo aceptan con reservas.
Como grupo, el que más se confirma es el de Barcelona, que planeó una campaña de propaganda y comercialización: se precisaba poetas que escribieran poemas fáciles de vender y críticos que escribieran artículos positivos. Todos trabajaron en la revista "Laye", crearon la colección "Colliure" y participaron al viaje de peregrinación, organizado por Camilo José Cela, a la tumba de Antonio Machado, considerado como un acto de desafío a la dictadura, y también un acto que reconocía a Machado como uno de los padres de la generación.
Características de esta generación:
La generación del ’50 quiere mostrar aspectos más profundos de la realidad a través de nuevos recursos técnicos y, a diferencia de la poesía social anterior; hace uso de un lenguaje cotidiano y coloquial.
Distanciamiento literario. La generación anterior se identificaba apasionadamente con la cuestión social. Los del ’50 buscan el distanciamiento literario, usan un estilo irónico, sagaz, amargo, y esto indudablemente crea un distanciamiento literario, pero evita caer en el melodrama. Sin embargo, eso no significa ignorancia o indiferencia hacia lo social.
Ruptura con el patetismo. Su tono se va atenuando, mientras que el de los anteriores era más declamatorio. Se orientan hacia la poesía intelectual, y rechazan de plano lo romántico.
Obsesión por el trabajo formal. Es típico decir que no existe la genialidad. Lo que existe es trabajo, porque el genio en literatura es fruto del trabajo. Es necesario pulir la poesía hasta llegar a la perfección.
Influencias. Antonio Machado es sólo un símbolo lejano. El verdadero padre es Vicente Aleixandre, que pertenece a la generación del ’27 quien recibe en su casa a los jóvenes poetas y lee sus poemas.
Otras influencias pueden ser: Jorge Guillén, Pedro Salinas y Luis Cernuda, y, a nivel internacional, Cesare Pavese, Salvatore Quasimodo, Rainer Maria Rilke, Thomas Stearns Eliot y el griego Cavafis.
(Elaborado por: Alda Alari, Christine Presti y Laura Montes)
La mayor parte de los anteriores apuntes está basado en la Bibliografía, principalmente en: Debicki, Andrew P. Historia de la poesía española del siglo XX. Desde la modernidad hasta el presente. Madrid, Gredos, 1997; García Jambrina, Luis. De la ebriedad a la leyenda. La trayectoria poética de Claudio Rodríguez, Ediciones Universidad de Salamanca, 1999; y Prieto de Paula, Ángel L. La llama y la ceniza. Introducción a la poesía de Claudio Rodríguez, Ediciones Universidad de Salamanca, 1989.