LOS INTELECTUALES Y EL 98

Si la Restauración había creado una España cívicamente unida, fundida en el crisol de la monarquía, con el desastre del 98 este sueño se desvaneció. El propósito de este ensayo es el de comprender lo que este acontecimiento suscitó en los intelectuales del 98 - la otra cara de los de la generación -, ya hombres maduros durante la Restauración.

La Institución de Libre Enseñanza, creada en 1876 por Francisco Giner, ya había profetizado la necesidad de una reforma "total": había que rehacer España desde abajo y desde el principio, esto es, mediante la educación. La conclusión de los intelectuales del 98 fue del mismo tipo: había que buscar una solución fuera de la política; según Altamira, por ejemplo, se trataba de buscar el "alma española" como explicación de las desdichas actuales.

Este tipo de preocupación, la de la personalidad histórica de una nación, estaba de moda en Europa en los años fininseculares: si la guerra franco-prusiana de 1870 produjo en Francia efectos similares, muchos de los escritos producidos allí cruzaron los Pirineos y se traslucen hoy en la obra de quienes se ocuparon de aquilatar el significado de España. De allí, la búsqueda de una personalidad histórica de España se convirtió en ocupación intelectual y patriótica de una gran número de españoles de este siglo, como Menéndez Pidal, Ortega y Américo Castro.

 

López Morillas, Juan, Las consecuencias de un desastre, en Historia y crítica de la literatura española, (al cuidado de Francisco Rico), Vol. VI: Modernismo y 98, (al cuidado de José Carlos Mainer), Barcelona, Crítica, 1980, pp. 11-17

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